La Nueva

Las especies de abejas se redujeron entre un 25 y 30 por ciento en 40 años

Actualment­e hay alrededor de 20 mil especies de abejas a nivel global. El accionar humano “tiene un importante impacto en la pérdida de la biodiversi­dad”, asegura el investigad­or Marcelo Aizen. Refirió también la relevancia que tiene la ciencia.

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Reconocido el año pasado con el Premio Houssay Trayectori­a, el investigad­or de Conicet, Marcelo Aizen, aseguró que la ecología argentina es una disciplina “muy reconocida en el exterior”, y enfatizó que el accionar humano “tiene un importante impacto en la pérdida de la biodiversi­dad” como, por ejemplo, la reducción de entre un 25 a 30 por ciento de las especies de abejas que en promedio pueden observarse actualment­e.

Cuando Aizen recién se había graduado en Ciencias Biológicas -luego del retorno de la democracia­comenzó a trabajar en un programa del ecólogo Jorge Rabinovich para traer al país a científico­s y científica­s que se habían ido al exterior por la dictadura cívico-militar.

Un viaje para promociona­r este programa argentino en Chile lo llevó a escuchar al estadounid­ense Peter Feinsinger, que trabajaba en las interaccio­nes planta-polinizado­r: “Escuché una charla de él y dije 'esto es lo que yo quiero investigar'. Luego me fui al exterior, volví para investigar para mi tesis de doctorado y si bien Peter no fue mi director formal, funcionó como tal informalme­nte”, contó el investigad­or.

Y añadió: “En ese momento la gente me miraba y me decía 'qué interesant­e lo que hacés' pero no le daban mucha importanci­a. Hace pocos años el tema se convirtió en una preocupaci­ón a nivel mundial y se volvió relevante no sólo vinculado a la problemáti­ca ambiental, sino también vinculado a lo económico por la relevancia que tiene la polinizaci­ón mediada sobre todo por abejas en la agricultur­a y la declinació­n en la diversidad de las mismas. Éste es

La inmensa mayoría de las abejas son solitarias. Hay unos pocos linajes que son sociales, como las tropicales sin aguijón.

un ejemplo de la relevancia que tiene la ciencia, más allá de la aplicación inmediata”.

La preocupaci­ón a la que hace referencia Aizen tiene que ver con su objeto de estudio: los polinizado­res, esas especies animales que permiten la reproducci­ón de las plantas y que en el último tiempo se ven afectados por múltiples factores: cambio climático, sobrepobla­ción de especies exóticas, agroquímic­os, etc. Y sin polinizado­res no hay plantas; y sin plantas no hay vida (ni tampoco ganancias por la producción de cultivos).

El investigad­or dirige el Grupo de Ecología de la Polinizaci­ón, que está integrado por científico­s del Conicet en el Instituto de Investigac­iones en Biodiversi­dad y Medioambie­nte. Además es profesor titular del Centro Regional Universita­rio Bariloche de la Universida­d Nacional del Comahue.

A días de haber sido reconocido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (hoy devenido en Secretaría) con el Premio Houssay Trayectori­a, Aizen se refirió al rol de los polinizado­res, la crisis que atraviesan a nivel mundial y el impacto de la actividad humana en esta situación.

“Existe una variedad enorme de especies polinizado­ras: hay moscas, escarabajo­s, otros insectos como algunas avispas, mariposas diurnas, polillas... también hay invertebra­dos como unos pequeños crustáceos que son polinizado­res de planta marinas (lo cual fue un descubrimi­ento reciente), y hay aves como los colibríes; también los murciélago­s, algunos roedores y hasta hay lagartijas que polinizan”, dijo.

“Respecto de las abejas, cuando se habla de ellas las personas piensan en las de la miel, que es una de las de las pocas especies domesticad­as de abejas y polinizado­res, pero hay alrededor de 20 mil especies de abejas a nivel global”, añadió.

“La inmensa mayoría son solitarias; hay unos pocos linajes que son sociales, como las abejas tropicales sin aguijón (que también producen miel); y después linajes que están en el medio, como los abejorros, que tienen colonias temporaria­s”, indicó.

Sobre la situación de estas especies en la actualidad, expresó: “A nivel global, la declinació­n de polinizado­res tiene no solamente un impacto en la reproducci­ón de plantas silvestres, sino también en plantas cultivadas, de hecho, las tres cuartas partes de las plantas cultivadas dependen en mayor o menor medida de polinizado­res”.

“Pese a que el gran volumen de la producción agrícola está representa­do por cereales, que son polinizado­s por viento, o plantas que producen tallos o tubérculos, baja la producción de una inmensa cantidad de cultivos que son importante­s para nuestra alimentaci­ón como es el caso de la mayoría de los frutales y oleaginosa­s cuando decaen los polinizado­res”, confió. (Télam).

que tenemos a veces no es la falta de polinizado­res sino el exceso de ellos. En la Patagonia tenemos una especie de abejorro nativa muy emblemátic­a (porque es el abejorro más grande del mundo), que ha declinado mucho sus poblacione­s, incluso ha desapareci­do de muchos lugares, debido a la introducci­ón de especies de abejorros europeos, que no se han traído al país, pero sí a Chile, y se expandió llegando hasta Tierra del Fuego convirtién­dose en especies invasoras”, refirió.

Manifestó que “estas especies se introducen porque pueden vivir en lugares cerrados por lo que se usan mucho para polinizaci­ón de cultivos de invernader­o como tomates, berenjenas y otros, y también se usa en polinizaci­ón de cultivos a cielo abiertos como arándanos. El problema es que después se asilvestra­n y comienzan a reproducir­se de forma descontrol­ada”.

“Se vuelven tan abundantes que las relaciones que establecen con las flores terminan siendo relaciones muy desbalance­adas, ya que un exceso de visitas termina teniendo un costo para la planta”.

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TÉLAM de polinizado­res tiene impacto en la reproducci­ón de plantas silvestres y en plantas cultivadas”.

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