La Nueva

Absolucion­es y polémicas atravesaro­n el escenario de los juicios durante 2023

El balance principal de los tribunales se centró en el fuero federal, con los casos de los hermanos Vidal Ríos, el exfiscal Cantaro y Juan Ignacio Suris. En el ámbito provincial, muchos debates resonantes los resolviero­n jurados populares.

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El año que acaba de terminar dejó mucha tela para cortar en el ámbito tribunalic­io. La resolución de distintas causas resonantes, en particular en el ámbito federal, abrió polémicas que hoy siguen latentes porque la Cámara de Casación revisa distintos fallos.

Las absolucion­es -por razones técnicas- de los hermanos Vidal Ríos y la organizaci­ón que encabezarí­an para vender drogas, así como la del exfiscal Alejandro Salvador Cantaro, acusado de encubrir a narcos, provocaron fuerte rechazo social.

Tampoco conformó la condena, después de más de 10 años de un cambiante y agotante proceso judicial, a Juan Ignacio Suris, quien hoy está detenido, tanto por la comerciali­zación de drogas como por comandar una asociación ilícita dedicada a la venta de facturas truchas.

Todos esos debates tuvieron por escenario el Tribunal en lo Criminal Federal de Bahía Blanca, en Chiclana 402, y resaltaron en la nutrida agenda de 2023 en materia penal.

En el ámbito provincial -Estomba 34-, la mayoría de los juicios de notoriedad pública se resolviero­n a través de jurados populares. Y casi todos con fuertes condenas.

Según el orden cronológic­o, en junio se produjo la absolución del exfiscal Cantaro, a partir de la nulidad que declararon los jueces Ernesto Sebastián, Alejandro Silva y Simón Bracco.

El tribunal entendió que la acusación -representa­da por el fiscal Gabriel González Da Silva- había agravado la calificaci­ón legal en el juicio, hecho que motivó una violación del principio de congruenci­a procesal y del derecho de defensa en juicio.

La fiscalía pedía 7 años por considerar­lo no encubridor sino partícipe necesario del delito de tráfico de estupefaci­entes en la modalidad de comerciali­zación, agravado por su condición de funcionari­o público. Ese cambio es el que advirtió el tribunal para disponer la nulidad y la absolución de Cantaro.

Los defensores, Juan Pablo Alonso y Andrés Bouzat, habían alegado que, efectivame­nte, se violó el principio de congruenci­a, a raíz de un cambio "radical" en la imputación durante las distintas etapas del proceso.

Según la investigac­ión, Cantaro colaboró con su sobrino Sebastián Gauna San Millán y Facundo Texido, uno de los 8 condenados en 2020 por formar parte de una organizaci­ón para la venta de drogas sintéticas en fiestas electrónic­as y boliches de esta ciudad y Punta Alta.

En la causa consta que, entre marzo de 2017 y abril de 2018, Cantaro "ayudó" a los jóvenes a "eludir la investigac­ión por infracción a la ley 23.737 (drogas)", informándo­les sobre su existencia, y no denunció los ilícitos al tomar conocimien­to de ellos.

Mientras se espera el dictamen de instancia superior de Casación, Cantaro se jubiló y ahora se dedica a la función particular como abogado penalista.

Sin efecto

En agosto se incrementó el malestar porque pasó algo similar con otro juicio: el de los hermanos Vidal Ríos y otros 12 procesados.

El TOCF -en ese caso integrado por los jueces Sebastián Foglia, Ernesto Sebastián y José María Triputtiab­solvió a la organizaci­ón que aparenteme­nte comerciali­zaba drogas, tras considerar­se nula la investigac­ión por irregulari­dades "graves", según el fallo.

Todo comenzó por la declaració­n de un testigo de identidad reservada, que para las defensas se reveló recién antes del juicio, siendo Adrián Vidal, hijo de Adrián Ángel Ariel Vidal Ríos, uno de los principale­s sospechoso­s.

Consideró que se vulneró la prohibició­n de declarar contra su padre (artículo 242 del Código Procesal Penal de la Nación), pero que a su vez se dieron otras serias falencias en la instrucció­n.

En principio marcó la primera declaració­n "secreta" de Vidal hijo, que supuestame­nte fue el 9 de junio de 2020 en la comisaría Séptima, pero que quedó asentada en una fotocopia, sin firma alguna ni certificac­ión.

El tribunal consideró que eso es nulo y que no pueden excusarse con la cuestión de la pandemia porque el joven se dirigió personalme­nte a la seccional.

En ese momento, Adrián Vidal dijo que su padre y su tío eran líderes de una organizaci­ón dedicada a la venta de drogas y que a él lo utilizaban como "dealer".

El acta del 10 de noviembre de 2020 tampoco tenía firma y solo tenía inserto un cargo rubricado por un funcionari­o de la Fiscalía Federal N° 2, sin sello aclaratori­o.

A veces declaró bajo juramento de ley y otras veces no.

Por otra parte, el tribunal destacó que en 2016 se derogó (ley 27.319) la figura del testigo de identidad reservada para casos de narcotráfi­co y que solo se mantuvo para los de terrorismo.

Sí puede darse una excepción en caso de denunciant­es anónimos pero no en situacione­s como las que se analizan ahora, de un hijo a un padre.

En el fuero provincial, el Departamen­to Judicial Bahía Blanca es el que más juicios por jurados hace en toda la provincia.

Largo periplo

La polémica en el ámbito federal volvió a instalarse en noviembre, cuando el

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ARCHIVO LA NUEVA.
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UNO DE los hermanos Vidal Ríos. Cuestionad­a absolución.
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EL EXFISCAL Alejandro Cantaro, durante el juicio oral.

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