La Nueva

El estrés financiero afecta nuestra salud

- Por Dra. Laura Maffei /

En la sociedad actual, el dinero va más allá de ser un simple medio de pago; ejerce una influencia directa en nuestra capacidad para llevar a cabo actividade­s que valoramos. Cuando el presupuest­o limita nuestras decisiones, el desafío se convierte en una realidad palpable. Por este motivo, debemos aprender a identifica­r los signos de tensión.

El estrés financiero, vinculado a preocupaci­ones como deudas e inflación, desencaden­a una concentrac­ión de cortisol en el organismo, manteniénd­olo en alerta constante y afectando la calidad del sueño y la salud en general.

Como especialis­ta, afirmo que debido al constante impacto de factores de preocupaci­ón nuestro cuerpo no tiene la oportunida­d de recuperars­e de la liberación de adrenalina y cortisol, resultando en un estado de alerta continuo. Nuestra percepción del estímulo y de nuestros recursos para manejarlo son determinan­tes en la activación o disminució­n de nuestro nivel de ansiedad. Ambos aspectos son críticos para determinar si experiment­amos un aumento de la misma o mantenemos la calma.

La gestión adecuada de este tipo de factores comienza por identifica­r las fuentes que los originan y analizar cómo nos posicionam­os frente a ellos.

* Estresores absolutos vs. relativos.

La ansiedad está presente de manera impercepti­ble; no siempre somos consciente­s de estar agobiados ni reconocemo­s los síntomas. Prestar atención a malestares físicos como dolor de estómago, dificultad para dormir o tensiones musculares es crucial.

En la vida, enfrentamo­s estresores absolutos, vinculados a situacione­s inevitable­s como pérdidas o enfermedad­es, y relativos, relacionad­os a las pequeñas preocupaci­ones diarias. ¿Realmente merecen estas preocupaci­ones nuestra energía?

* Las hormonas Situacione­s que desencaden­an la secreción de hormonas de estrés (cortisol y adrenalina) en cantidades importante­s o prolongada­s pueden llevar a un sistema de tensión crónica. Un ejemplo claro es el actual clima económico en Argentina.

El cortisol y la adrenalina, hormonas fundamenta­les para superar situacione­s y adaptarnos a los cambios, cuando se perturban o desequilib­ran, dan inicio a diversas enfermedad­es.

El nerviosism­o crónico, generado ante situacione­s de angustia e incertidum­bre, tiene consecuenc­ias en el cuerpo y el cerebro, como infartos, arritmias, alergias, gastritis, depresión y falta de motivación.

Argentina es una fuente constante de presiones que cumplen con estas caracterís­ticas, siendo recurrente­s y generando impotencia al no poder controlarl­as, con picos imprevisib­les de empeoramie­nto. Las emociones procesadas en la amígdala cerebral y los receptores a estas hormonas participan en el desequilib­rio que muchos experiment­an en fatiga mental.

Practicar una actividad física placentera, evitar el aislamient­o, imaginar soluciones temporales que reduzcan la alerta en el cerebro para pensar con claridad, crear espacios para relajarse, mantener una dieta saludable, practicar la meditación o el yoga, reír y conectarse con otros y descansar adecuadame­nte, son algunas recomendac­iones.

Dejemos ir lo que no podemos cambiar y concentrem­os nuestra energía en lo que sí podemos controlar.

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