El patrimonio artístico bahiense estará a resguardo
Es una colección de casi mil obras de arte que no tenían un lugar propio y era conservada en forma inadecuada.
Después de muchos años, 2 Museos tiene la solución a una vieja problemática: el resguardo de las casi mil obras de arte que no se encuentran en exposición y son patrimonio artístico de la ciudad.
La nueva sede del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) es en parte un proyecto inconcluso, ya que la propuesta integral --diseñada por los arquitectos Luis Caporossi y Andrés Duprat a comienzos de la década del 2000-- incluía un edificio ubicado en el patio trasero, especialmente diseñado para albergar trabajos históricos propios.
Esa deuda quedará subsanada en el corto plazo, ya que el municipio anunció la construcción de un depósito para acopio de obras de arte, en el mismo terreno de Sarmiento 450.
“Desde el 2004, cuando se construyó el MAC, existe el proyecto paralelo del depósito. Hace 20 años tenemos esta deuda, que esta decisión de Federico Susbielles viene a saldar”, señaló Marcelo Díaz, director de Dos Museos.
Hasta el momento, esas obras –cuadros, esculturas, instalaciones— están acopiadas de un modo no del todo conveniente, en condiciones inadecuadas, apretadas en demasía, en algunos casos dañándose unas a otras y sin posibilidades incluso de trabajar en su mantenimiento.
“El proyecto original de depósito tiene la capacidad para albergar la totalidad de la colección, que hoy es de 939 obras, quedando espacio disponible para futuros ingresos, previendo que seguirá creciendo”, opinó.
Cabe recordar que la unión del Museo de Bellas Artes -–creado en 1931— y el de Arte Contemporáneo (MAC), fundado en 1995, dio lugar a 2 Museos, nombre que reúne a estas dos instituciones.
El primero ocupa desde 2003 la casona La María Luisa, en Sarmiento 450, luego de que el MAC dejara ese edificio --que ocupaba desde 1993— para instalarse en una nueva obra construida en el mismo predio.
Desde su instalación en el lugar, e incluso en sus anteriores emplazamientos, 2 Museos sufre severas limitaciones para el guar- dado adecuado de su patrimonio, una colección de casi mil obras, tanto por una necesidad de espacio como por las condiciones ambientales que exige el correcto acopio de las obras.
“Construir el depósito en el mismo lugar tiene muchísimos beneficios. Los principales son la cercanía para el montaje y desmontaje de las muestras y la seguridad de poder supervisarlo en todo momento”, señaló Díaz.
Y agregó: “Si el depósito estuviera en otro lado, cada vez que hubiera que mover una obra, se debería contratar un flete especial y pagar un seguro, que no son nada baratos y son bastante engorrosos los trámites administrativos”.
Pero no sólo eso: en un esfuerzo por dar más espacio al acopio, la casona fue resignando lugares para las exposiciones, ya que comenzaron a instalarse en las salas de la María Luisa, donde funcionaba el Museo de Bellas Artes.
“Algo que parece obvio, pero que tal vez no lo sea,
“Esto es una necesidad histórica. Las casi las mil obras son el patrimonio artístico publico que tiene la ciudad".
cuando se construya el depósito, además de mejorar las condiciones de conservación del patrimonio, vamos a recuperar un museo. Hoy estamos funcionando sólo con el MAC, y con visitas guiadas semanales para ver la reserva y mostrar cómo se conserva la colección. En ese momento se tomó la mejor decisión posible para conservar la colección, pero se perdió temporalmente un museo”.
De este modo, la construcción del depósito permitiría volver a contar con las salas de la María Luisa para exposiciones.
“Esto es una necesidad histórica, dado que la colección ya alcanza casi las mil obras. Y ellas, en definitiva, son el patrimonio artístico publico que tiene la ciudad, con artistas recientes y nombres clásicos e históricos”.
Así creció la colección
Durante los primeros años la colección, hoy de 939 obras, se armó con los premios de los salones, con donaciones de artistas o coleccionistas y con algunas obras que el mismo museo compró con recursos propios.
“Es así que el patrimonio comenzó a incrementarse año a año con pinturas, dibujos, esculturas y grabados. Las primeras obras en ingresar fueron tres pinturas y una escultura, las cuatro fueron premios adquisición del Primer Salón”, contó Díaz.
Ellas fueron: “Casas” de Juan Carlos Miraglia, recibió el primer premio; “Puente de Viedma”, de Domingo Pronsato, el segundo, y “Día de sol en Patagones”, de Roviere Maldini, el tercero. En escultura, se entregó un solo premio adquisición y fue para Manuel Mayer Méndez,
con “Cabeza de niña”.
En 1995 se creó el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), en la casona María Luisa de Sarmiento 450, por iniciativa de su primer director, Andrés Duprat, actual director del Museo Nacional de Bellas Artes, quien detectó la necesidad de contar con un depósito para la colección que iba creciendo año tras año.
Su primera exposición fue el 1º Salón Nacional de Grabado y Técnicas Experimentales de Impresión. Un año más tarde se creó la Bienal de Arte, en su versión regional y nacional, reemplazando al tradicional salón.
“De esta forma, la colección se diversificó, se ampliaron los lenguajes e ingresaron instalaciones, fotografías y objetos, entre otros”.
Para tener una visión de su importancia, la colección reúne obras de fines del siglo XIX (tres óleos de 1882) a la actualidad.
“El Museo sigue aumentando su colección mediante los premios adquisición de la bienal y el salón de arte, además de las do
naciones que recibe”.
Un diseño especial
Díaz explicó que, con la construcción que encarará el municipio, se podrá conservar de la mejor manera el patrimonio histórico artístico y cultural de la ciudad y simultáneamente recuperar el edificio.
“La situación actual de la colección es el resultado de 6 años de trabajo, en los que constantemente se fueron mejorando las condiciones de guarda dentro de las posibilidades del espacio que ofrece la María Luisa”, contó.
A mediados del 2023 se realizó la última muestra y se decidió tomar todo el museo de Bellas Artes con la colección.
“El criterio curatorial para el montaje, que se puede ver actualmente en las visitas guiadas, fue el de continuar mejorando las condiciones de guarda de aquellas obras que estaban en peor situación, por lo que se montaron las obras que aún estaban apoyadas sobre el piso y la pared, se descongestionó la sala de esculturas y las estanterías que más saturadas estaban”, explicó.
Un local para el guardaContará do de este tipo de obras exige una adecuada sectorización, sistemas que aseguren estabilidad climática, con control de humedad y temperatura, la renovación del aire con filtros de protección de partículas y seguridad a prueba de robos y actos vandálicos.
“En el 2023 se instalaron dos termohigrómetros, para tener un registro de las fluctuaciones de temperatura y humedad”.
El proyecto de depósito a construir prevé cumplir con ciertos requisitos, un espacio cerrado lo más herméticamente posible que impida el ingreso de polvo y luz solar.
con un sistema de racks, en donde irían las obras bidimensionales colgadas del mismo modo en que irían expuestas en sala, más una serie de planeras, para las obras cuyo soporte sea papel, como grabados, dibujos o fotografías.
Tendrá un espacio con estanterías para esculturas de pequeño y mediano formato, y superficie de apoyo para obras grandes o pesadas. “También contendrá un lugar dónde hacer tareas de restauración, que se pueda ver y analizar el estado de las obras, ver en qué condiciones están y analizar su recuperación”, esgrimió.
Por otra parte, el proyecto original incluye el tratamiento del entorno del depósito, de modo de generar un pequeño teatro al aire libre, que también estaría contemplado en este proyecto.
Un poco de historia
Cabe recordar que el edificio, propiedad de la familia Vitalini, fue diseñado por el arquitecto Guido Buffalini en los años veinte. Posee elementos del movimiento modernista, muy marcados en las guardas y formas curvas u orgánicas, sobre todo en la rejería.
Se destaca también la utilización del vidrio y del hierro en la marquesina colocada sobre la escalera de ingreso. Dispone también de una amplia terraza y un gran parque que rodea al predio.
En 1980, la casona María Luisa fue vendida al municipio y albergó el Instituto Cantilo y Hogar Adolescente. En los años noventa fue declarado Patrimonio Arquitectónico y restaurado para ser sede del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), inaugurado en 1995.