Joaquín Sánchez-Josefina Torruella y el amor que los une más allá del básquetbol
Se conocen desde chicos. Fueron rivales y compañeros en una cancha. Hoy disfrutan el noviazgo y la carrera en Italia.
oaquín y Josefina transitaron caminos paralelos desde que eran chicos. Los unía el básquetbol: campus, entrenamientos y, coincidentemente, alguna cancha elegida.
La relación se fortaleció cuando ella fue invitada a participar de las prácticas de Bahía Basket, donde él jugaba en la Liga de Desarrollo.
-En ese momento era toda una novedad que una
Jmujer jugara mezclada con los hombres. Inclusive fueron prácticamente pioneros en tal sentido. ¿Cómo lo veías Joaquín?
-Ella de chiquita fue a Bahiense y Olimpo, lo que no podía era competir. Y te soy sincero: jugaba mejor que todos los varones. Y después, con Bahía, ya era un equipo profesional de Liga y Liga de Desarrollo, y no desentonaba para nada.
-¿No había un poco de piedad?
-Nada. Es más, Mauro (Polla) nos decía, "el que tenga un poco de piedad, afuera". Y me parecía perfecto.
Los caminos en un momento se cruzaron, los dos dejaron la pelota a un lado y el básquetbol como idioma único, para descubrir otros temas en común.
“Hace más o menos un año y medio que estamos. Ella volvió de Italia en 2022, empezamos a hablar, a conocernos un poco más, una cosa lleva a la otra y acá estamos, los dos juntos en Italia”, cuenta Joaco.
El primero en conseguir equipo fue Joaquín. Está en Avellino Scadone, que participa de la Serie B interregionale, la cuarta categoría. Y detrás de ese destino fue Josefina, cerrando en Marigliano, de la Lega B – tercera división-, región Campania.
Si bien viven en ciudades diferentes, están a unos 35/40 minutos en auto.
-¿Esta cercanía la buscaron o el deporte coincidentemente los encontró?
Joaquín: Decir que fue absoluta coincidencia sería mentir. La verdad que buscamos estar dentro de Italia los dos, porque queríamos cambiar de aire. Yo decidí no volver a España por un par de temas personales con el club (Getafe), empezamos a buscar y el representante de Jose está viviendo acá en Italia, en mi caso Iván Catani me recomendó el que era su representante, me salió primero la oportunidad a mí y empezamos a buscar por la zona, consiguiendo algo impensado y espectacular.
-De todos modos, son conscientes de que la carrera puede llevarlos por diferentes caminos.
-Sí, la idea es empezar a buscar lugares más cercanos. Si se da, mejor. El año pasado yo estaba en Madrid y ella en Barcelona.
Josefina: Lo bueno son los objetivos de cada uno y somos flexibles para poder acoplarnos al otro. Priorizamos la oportunidad más importante que le surja a cada uno.
-¿Qué es lo bueno y, si hay algo malo, de tener una novia o novio que desarrollen la misma actividad deportiva?
Joaquín: De malo no hay nada. Para mí es un golazo. Los dos hacemos lo que nos gusta. Gracias a Dios lo hacemos bien los dos y tenemos la suerte de estar acompañándonos fuera de casa. La verdad que es muy importante al no tener la familia cerca. Los dos estamos súper contentos.
Josefina: Lo bueno que él puede venir a ver mis partidos, yo a él. Después de jugar salir a comer y que comentemos cada partido, nos ayudemos y aconsejemos. Eso está buenísimo y las experiencias de cada uno ayudan a las diferentes situaciones que se van presentando.
-El básquet imagino que es el principal tema de conversación.
Josefina: Sí, porque es la carrera y el tema que nos apasiona.
-¿El consejo de uno a otro es permanente?
Josefina: Además del consejo y apoyo también están las críticas, ¿eh? Je. Siempre son constructivas, pero está bueno porque nos ayuda un montón a crecer.
Joaquín: Pasa que no tenés una buena noche o un buen partido y ese día no se habla de básquet, como para poder relajarse.
Josefina: Uno sabe cuando el otro está enojado y realmente te ponés en el lugar, entonces es más sencillo entenderse.
-Joaquín, ¿cómo definirías a Josefina jugadora?
-Viendo la categoría de acá, aporta calidad. Tiene mucho talento y se nota visualmente. Ya le dije, para la temporada que viene hay que buscar una A2 y lo vamos a conseguir.
-La serie B ya le queda chica.
-Viene a ser la tercera categoría y se nota la calidad que tiene ella.
-Me imagino vos en la platea, con los brazos apoyados en los laterales y diciendo “esa es mi novia”, je.
-Y tomando mate, je, je.
-Y vos Jose, más allá de las flores que te tiró, je, ¿qué ves de él?
-Se nota que es mi novio cuando habla, je. No, hablando en serio, además de calidad y gol es súper inteligente. Es clave dentro de la cancha, siempre está atento a todo lo que va pasando. Siempre le digo que, aunque no tenga una buena noche en lo individual, es sumamente importante desde otros aspectos. Y eso
no se aprende en la cancha, no se entrena.
Estos dos jugadores profesionales siendo chicos, y no tanto, alguna vez fueron compañeros y rivales en las prácticas.
-¿Joaquín cómo se manejaban ustedes entrenando con una chica, algo que hoy está más naturalizado?
-Te soy sincero: a la hora de entrenar ella era uno más. Te digo más, hasta usábamos el mismo vestuario.
Josefina: Es que Bahía Basket siempre fue muy profesional y a la hora de entrenar era cien por ciento seriedad. Aparte, los entrenadores bajaban la línea de “es uno más, es uno más”. Me acuerdo de rozarnos de verdad y en la cancha no te das cuenta. Recién lo advertías cuando te veías afuera.
-¿Cuánto te sirvió esto?
-Un montón. Me pasó que en el campus de Bahiense me invitó Franco Maceratesi a entrenar con los mini, después se fue a Olimpo y lo seguí; ahí también entrené con varones. Más que nada porque los horarios que teníamos con las chicas nunca eran muchos. También los varones tenían otro roce, porque juJoaquín: gaban todos los fines de semana y nosotras no. Por suerte hoy está más normalizado y ayuda un montón. En Barracas también a veces entrenaba con varones. Y Bahía Basket fue pionero en invitar a una mujer en un equipo profesional. Para mí era incomparable, y más en ese momento estar con un equipo profesional, algo que parecía muy lejano.
Los dos actualmente ocupan ficha extranjero en sus equipos. Joaquín la única que se permite, y Jose, una de las dos.
-¿Jugar como extranjeros significa una presión extra?
Joaquín: En cierto punto existe la presión. En mi caso arranqué muy bien la temporada, los últimos partidos tuve un bajón y en el último, penetré para ganar el partido, me hicieron foul y sufrí un esguince de segundo grado. Metí los dos libres y ganamos, eso fue importante, contra el equipo de Santi Vaulet.
-¿Los dos están focalizados únicamente en el básquet?
Joaquín: Yo estudio administración de empresas y tengo que ir a Bahía para poder rendir la tecnicatura, por lo que ahora estoy pausado.
Josefina: Yo estoy estudiando para rendir la tecnicatura de márketing.
-¿Cuánto proyectan juntos más allá del básquet?
La verdad que yo no pienso mucho. Estamos muy bien los dos juntos y eso es lo más importante.
Josefina: Lo bueno que podemos acompañarnos y ayudarnos en lo que nos gusta y hacerlo mucho más llevadero. La idea es que siga así.
-¿Los entienden cuando cuentan su historia?
-Joaquín: Entienden porque acá hay muchos basquetbolistas de Bahía. Y acá te identifican enseguida con la ciudad de Lautaro Martínez. Y ahí les explico que Bahía es la Capital del Básquet y que no es casual que seamos tantos.
El básquetbol bahiense siempre tuvo representantes en diferentes lugares del mundo, aunque nunca con una historia como la de Joaquín y Josefina. Por eso ahora se puede decir que el básquet de Bahía también enamora...
"Te soy sincero: a la hora de entrenar ella era uno más (entre los hombres). Te digo más, hasta usábamos el mismo vestuario", contó Joaquín.