Un paseo exitoso que se convirtió en una tortura para los vecinos del lugar
Se trata del sector comprendido entre Casanova y Sarmiento, donde los ruidos, las picadas y las velocidades excesivas de circulación son moneda corriente.
Se cumplen este año tres décadas de la inauguración del Paseo de las Esculturas, un espacio público materializado sobre el entubado del arroyo Napostá, entre calles Casanova y Sarmiento.
Su nombre responde a las esculturas allí ubicadas, resultado del Simposio realizado en 1993, en el cual diez escultores trabajaron con rezago ferroviario.
El paseo se consolidó de inmediato como lugar de encuentro y recreación. Incluso sirvió para generar un segundo paseo, sacando provecho de la generosa franja de terreno existente al borde del arroyo a cielo abierto, recostada sobre la avenida Urquiza.
Sin embargo, no todo fue color de rosa. También se cumplen tres décadas de la existencia en el lugar de ciertos componentes inadecuados que han afectado de manera negativa las condiciones de vida de los vecinos, que pasaron de tener una mejora urbana favorable a encontrar un ambiente donde los ruidos, las picadas de motos y autos y las velocidades excesivas de circulación hacen poco menos que imposible tener una vida normal.
La situación, que los vecinos definen como “un gigantesco problema”, no ha encontrado una solución a pesar de los cientos de reclamos, presentaciones escritas, llamados al 911 y reuniones con autoridades de varias gestiones. Por el contrario, el panorama parece ser cada día peor.
La buena noticia, al menos una acción alentadora, es que la municipalidad ha comenzado a intensificar los controles en el sector y en las últimas semanas ha habido un importante número de secuestros de vehículos y motos por escapes inadecuados. Si eso se mantiene de manera regular es posible que las conductas se vayan modificando.
Misión imposible
Apenas cinco años habían pasado de la inauguración del Paseo cuando el entonces secretario de Gobierno,
Carlos Fabaro, gestión del intendente Jaime Linares, recibió la primera nota de los vecinos, llamando la atención por la alta velocidad con la que circulaban los vehículos en las calles laterales y el peligro que eso significaba para los niños que jugaban en el lugar.
“Sus vidas tienen valor y no hay que dejar el camino libre a inconscientes excitados por la velocidad”, se planteó.
Poco a poco se fueron sumando otros componentes perjudiciales, principalmente la música en los autos a todo volumen, las motos haciendo sonar sus escapes en señal de ¿poder? y las picadas.
“Son terribles las emisiones sonoras provocadas por conductores que transitan con sus escapes libres, tanto por Fuerte Argentino como por Urquiza, convirtiendo el lugar en una especie de autódromo callejero”, señaló un vecino.
Todas prácticas que, según los habitantes del lugar, tienen lugar cada día, en horarios nocturnos o en las primeras horas del día.
“Nunca nos queda en claro cual infracción ó conducta es competencia Municipal y cual Policial, mientras los hechos se magnifican día a día, comprometiendo la salud física, psíquica y moral de quienes habitamos este espacio. Necesitamos una solución que permita coexistir el interés general con nuestro derecho a vivir en un ambiente sano, a la privacidad e intimidad”.
Hoy
Federico Montero, responsable de la Agencia de Seguridad, Emergencias y Respuesta Inmediata del municipio, mencionó a este medio conocer la situación y explicó que se han establecido controles específicos para evitar la realización de picadas y controlar la generación de ruidos molestos.
“Lo que estamos haciendo es verificar los ruidos generados por los caños de escape. Para eso detenemos automóviles y motos, medimos el nivel de ruido y en caso de no adecuarse a la normativa se secuestra el vehículo. Estas últimas semanas hemos secuestrados cerca de 40 vehículos en el sector”, especificó.
Mencionó, además, que esos controles y otros de carácter preventivo se realizan “todos los días de la semana”.
El tema de la música a alto volumen es una situación más compleja de contrarrestar. Primero, porque el vecino que considera que determinado ruido es excesivo debe hacer la denuncia al 911, la cual es derivada al área de Saneamiento Ambiental municipal, cuyo personal es el que debe verificarla.
La medición sonora se realiza dentro del domicilio del denunciante, ya que lo que se verifica es que el nivel de ruido en ese espacio esté por encima de los valores permitidos. Con lo cual es complejo coordinar el momento en que la música está sonando con la disponibilidad de un inspector de concurrir al domicilio del denunciante.
Tampoco se puede exigir a un inspector municipal que le pida a una persona que baje el volumen de la música, ya que no tiene autoridad para hacerlo ni facultad para realizar una eventual multa.
“Son terribles las emisiones sonoras provocadas por conductores que transitan con sus escapes libres".