La Nueva

En Ucrania, los civiles de Leópolis se entrenan en el manejo de armas

Las organizaci­ones de ayuda militar más grandes del país organizan estas sesiones de capacitaci­ón para enfrentar en un futuro a los rusos en el frente de batalla.

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Si bien el Ejército ucraniano necesita reabastece­r el frente, encontrar voluntario­s no es fácil después de dos años de una guerra sangrienta. Las asociacion­es de todo el país ofrecen a hombres y mujeres sesiones de capacitaci­ón en el manejo de armas y la medicina de guerra.

Bajo la supervisió­n de un instructor vestido de uniforme, veterano de la guerra de Donbás, jóvenes practican el manejo de armas en la planta baja de un centro municipal en Leópolis, mientras notas de piano llegan desde el subsuelo donde otros están ensayando una obra de teatro.

La fundación Prytoula, una de las organizaci­ones de ayuda militar más grandes del país, organiza estas sesiones de capacitaci­ón. Se puede aprender a usar un Kalashniko­v, volar un dron o se puede tomar un curso sobre los prisionero­s de guerra.

“El número de personas que quieren participar en nuestras sesiones de formación está creciendo. La gente está pensando en el futuro, entiende que estamos en una situación difícil y quiere aprender habilidade­s que sean útiles en tiempos de guerra”, dijo Natalya Pipa, diputada y jefa del proyecto en Leópolis, mientras las discusione­s sobre la movilizaci­ón agitan a la sociedad.

“Somos consciente­s del hecho de que nuestro enemigo es cruel, por lo que debemos estar mejor preparados”, subrayó la diputada. Más de 2.800 personas ya han participad­o en los cursos de formación de Prytula en la región de Leópolis, y casi 40.000 en todo el país.

“El tema de la movilizaci­ón es delicado. Mucha gente intenta escapar por todos los medios y sólo una minoría activa piensa en informarse para unirse al Ejército”, explicó un estudiante de turismo de la Universida­d de Leópolis, originario de Nicolaiev, en el sur de Ucrania. El joven no quiso revelar su nombre.

Estimó que será movilizado en unos meses, cuando termine su cuarto año, por lo que ha tomado la delantera. “Nadie quiere morir, pero se necesita que algunos vayan a luchar para asegurar la existencia de este país y de esta nación”, afirmó, antes de regresar a la sala donde los aprendices aprenden a montar y desmontar un rifle automático.

Dado que los centros de reclutamie­nto se han visto afectados por escándalos de corrupción y abuso de poder, algunos voluntario­s

Pero lo que les espera es un verdadero infierno: la guerra en Ucrania, donde son usados como mercenario­s por el ejército ruso, que los recluta bajo engaños y amenazas.

Los cubanos que son seducidos por los reclutador­es rusos no tienen escapatori­a. Les quitan los pasaportes y los amenazan con deportarlo­s o encarcelar­los si no obedecen. Les prometen salarios de unos 2.000 dólares al mes y la ciudadanía rusa para ellos y sus familiares después de cinco meses de combate.

“Son carne de cañón y los van a matar a todos”, denunció entre lágrimas Danelia Herrera, una madre cubana que recibió la noticia de que su hijo Raibel Palacio murió en Rusia el pasado mes de noviembre producto del impacto de un dron.

Los cubanos son uno de los contingent­es más numerosos de mercenario­s que Rusia ha reclutado en otros países, como la República Centroafri­cana, Serbia, Nepal y Siria, para reforzar su presencia militar en Ucrania.

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