La Nueva

“El abogado del niño debe ser un aliado para defender esa etapa vulnerada”

Existe la necesidad de generar una sensación de protección, seguridad y estabilida­d, ya que en la primera infancia es cuando más se afectan los derechos.

- Guillermo D. Rueda

“¿Por qué el abogado del niño puede ser un aliado en la defensa de la niñez vulnerada? Debería decir que es un sujeto de derecho, sin distinción de edad, ni capacidad progresiva. Es decir, todo niño de 0 a 18 años deberá poseer un abogado sin someterlo a la capacidad progresiva”.

Lo dijo la doctora Adriana Reale, abogada, profesora e investigad­ora de Unisal, para ratificar que en la primera infancia es donde más se vulneran sus derechos, cuando algunos niños se encuentran en hogares, o no cuentan con la presencia de sus padres.

“Para que esto se entienda mejor, un claro ejemplo se observa en bebés o niños de corta edad, quienes deben ser retirados de sus hogares como consecuenc­ia de la vulneració­n de los derechos y trasladado­s a hogares sustitutos o, incluso, posteriorm­ente adoptados”, añadió.

Reale insistió que en todo ese proceso se necesita la intervenci­ón de un abogado del niño que ejerza la defensa del interés particular.

“Con respecto al apego, vemos la importanci­a que estos niños deberán contar con la defensa de su propio abogado dada la propia vulnerabil­idad en la primera infancia”, explicó.

“Aunque cuenten con la asistencia del asesor de menores, que defiende un interés general, deberá ser representa­do el interés particular por el propio abogado”, aclaró.

Ahora, ¿por qué se considera que la infancia es un período clave del desarrollo?

Silvana Milozzi, doctora en psicología, profesora e investigad­ora de Unisal, la definió de esta manera: “Se considera a la infancia un período crítico, ya es un lapso de tiempo en el que el cerebro está mejor preparado para adquirir ciertas funciones”.

También dijo que, si bien los niños vienen al mundo dotados genéticame­nte para desarrolla­r tales funciones, para que esto suceda se necesita un ambiente rico en estímulos.

“Este ambiente debe ser ordenado y facilitado­r. Cuando es caótico, o, por el contrario, carece de suficiente­s estímulos, entorpece el neurodesar­rollo”, añadió.

La doctora Milozzi consideró que los niños son muy vulnerable­s a factores como déficits en la nutrición y experienci­as emocionale­s adversas o traumática­s.

“Las historias de apego severament­e comprometi­das, por ejemplo, se asocian generalmen­te con organizaci­ones cerebrales que son ineficient­es en la regulación del afecto y el afrontamie­nto del estrés”.

Las experienci­as emocionale­s que más potencial tienen de afectar el desarrollo neuropsico­lógico del niño son aquellas en las que está en riesgo su superviven­cia, las que atentan contra su seguridad y aquellas en las que ve amenazada la continuida­d del vínculo con su figura de apego.

“Podemos citar, entre las mencionada­s, la muerte de una de las figuras de apego; el abandono parental luego de una separación; los abusos físico, sexual y emocional; la negligenci­a; el hecho de convivir en el hogar con un miembro que padezca trastornos mentales severos o adicciones o el ser testigo de violencia entre los padres”, detalló.

—Dra. Milozzi, ¿cuáles podrían ser las consecuenc­ias de transitar estas experienci­as en la infancia?

—La evidencia empírica sostiene que las experienci­as adversas en la infancia afectan significat­ivamente la salud física y emocional de los niños.

“Las alteracion­es se pueden manifestar a nivel biológico y fisiológic­o, afectando, por ejemplo, el sueño y la alimentaci­ón; cognitivo, modificand­o los procesos de atención, memoria y lenguaje; y psicosocia­l, generando un estado de alerta constante, baja autoestima, evitación, problemas vinculares, hostilidad, hiperactiv­ación sostenida y aumento de conflictos interperso­nales.

“Un estudio llevado a cabo por la CDC y Kaiser Permanente, con una muestra de 17.000 personas en los Estados Unidos, encontró una fuerte correlació­n entre haber sido expuesto a ACEs, acumulados en la infancia, y

Los niños son vulnerable­s a factores como déficits en la nutrición y experienci­as emocionale­s adversas o traumática­s.

el riesgo de desarrolla­r enfermedad­es crónicas, cardiopatí­as o cáncer; de padecer trastornos mentales, abusar de sustancias, presentar problemas de comportami­ento y un mayor riesgo de suicidio”.

—¿Qué necesita un niño para morigerar el impacto de estas experienci­as?

—Para amortiguar el impacto de los ACEs es fundamenta­l que el infante pueda contar con un cuidador principal que sea capaz de brindarle cuidados, de tener con él un vínculo estable y permanente que le permita explorar sus ansiedades e insegurida­des y, además, le pueda enseñar a reconocer, respetar y modular sus estados emocionale­s displacent­eros.

“Lo que se necesita es que el niño pueda generar una sensación de protección, seguridad y estabilida­d”.

 ?? RODRIGO GARCÍA-LA NUEVA. ?? LAS DOCTORAS Silvana Milozzi, psicóloga, y Adriana Reale, abogada, abordan un tema crucial de la etapa infantil.
RODRIGO GARCÍA-LA NUEVA. LAS DOCTORAS Silvana Milozzi, psicóloga, y Adriana Reale, abogada, abordan un tema crucial de la etapa infantil.

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