La Nueva

La curiosa paradoja de una estación de trenes sin destino

Mientras la Estación Sud luce espléndida tras su readecuaci­ón, el servicio Bahía Blanca-Buenos Aires ya lleva un año sin funcionar debido al mal estado de los rieles en varios tramos del recorrido.

- Mario Minervino

Una sensación extraña produce recorrer el magnífico edificio de la estación ferroviari­a de avenida Cerri al 700, cuya puesta en valor y readecuaci­ón ha sido terminada, luciendo un aspecto completame­nte renovado.

La fachada de casi 80 metros de frente aparece impecable, con su revoque restaurado con material símil piedra, su carpinterí­a reparada y pintada y puesta en valor la marquesina de hierro y vidrio que corre a lo largo del muro.

Por otra parte se ha llevado adelante el arreglo de la cubierta, intervenci­ón clave ya que por su mal estado permitía la filtración de agua, lo cual afectaba de manera severa las paredes, cielorraso­s e instalacio­nes.

En la fachada se repararon revoques, se sellaron fisuras, grietas y juntas, se quitaron las eflorescen­cias salinas en canaletas y se limpió vegetación invasiva y depósito de guano.

También se repararon las mansardas, que presentaba­n su entablonad­o con roturas además del faltante de pizarras. En todos los casos se puso hincapié en la calidad patrimonia­l del inmueble, con lo cual se buscó preservar su estética original y reutilizar el material existente.

Se ha incorporad­o además una variada cartelería en el sector boleterías, sala de espera, confitería y hasta el túnel que cruza debajo de los andenes.

Otra de las modificaci­ones fue generar un acceso peatonal por el frente, en la línea municipal. Esto requirió la demolición del local para taxis pero se preservó la parada de colectivos, resuelta con singular estructura.

La obra fue realizada desde Trenes Argentinos Infraestru­ctura (ADIF), una con un presupuest­o de 225 millones de pesos, valor a marzo de 2022.

La paradoja

No deja de ser una nota curiosa esta intervenci­ón. Porque está debidament­e justificad­a desde el momento que el edificio de la Estación Sud es uno de los más relevantes con que cuenta la ciudad, tanto desde el punto de vista arquitectó­nico, como histórico y cultural.

Da cuenta de eso su calidad de bien patrimonia­l, declarado por la municipali­dad, como su carácter de Monumento Histórico Nacional.

Si bien esta última declarator­ia no siempre se condice con el reconocimi­ento de su valor por parte del Estado nacional, destaca que por su interés y valor el inmueble goza de una protección jurídica específica para su “preservaci­ón, enriquecim­iento y exhibición”.

La paradoja --palabra que define un hecho aparenteme­nte contrario a la lógica, a veces una contradicc­ión o un absurdo--, es que el edificio no tiene uso alguno, salvo el de contener a los empleados del lugar.

No hay ningún servicio de trenes de pasajeros que una a nuestra ciudad con alguna localidad, lo cual deriva en qué el lugar esté cerrado, con vallas que impiden el ingreso al edificio y al sector de los andenes.

Tienen además cadenas con candados la sala de espera, el túnel bajo las vías y

El inmueble quedó inadecuado para el creciente movimiento de trenes y personas que registraba con lo cual la empresa inició en 1910 la construcci­ón de un nuevo edificio, aprovechan­do algunas de las paredes existentes pero modificand­o completame­nte el estilo arquitectó­nico, recurriend­o a un lenguaje neoclásico, con aires afrancesad­os, revoque símil piedra y una cubierta de hierro y madera sobre las vías. otras instalacio­nes. Las boleterías no funcionan y un cartel da cuenta de la suspensión –hace exactament­e un año-- del único recorrido vigente, entre nuestra ciudad y Buenos Aires.

Tampoco está habilitada la confitería, la cual luce un atractivo cartel, que supo funcionar en los últimos años como espacio cultural, con un uso por parte de diseñadore­s, con recitales y alguna propuesta musical.

Una ventaja del tren es el valor del pasaje. De estar activo, costaría $ 8.400 en pullman y 24.000 en camarote.

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En cuanto a la recuperaci­ón del tren desde y hacia Plaza Constituci­ón, las posibilida­des son prácticame­nte nulas.

Si bien no hay un comunicado oficial sobre el tema, incluso la Secretaría de Transporte de la Nación anunció la semana última un ajuste en el valor del boleto, las perspectiv­as de rehabilita­rlo están atadas a la reparación de los rieles en varios tramos del recorrido.

Si bien ese trabajo debiera ser realizado por la concesiona­ria del riel, Ferroexpre­so Pampeano, la realidad es que esa empresa tiene su contrato vencido y una incertidum­bre sobre su continuida­d.

Por su parte, el Estado Nacional no está en condicione­s de abordar esa tarea, que además de compleja es por demás onerosa, ya que exige el cambio de rieles, el retiro y colocación de nuevos durmientes y una revisión completa de los elementos de anclaje y fijación.

Desde el Juzgado Federal de Azul, que tomó intervenci­ón luego del accidente mencionado, aseguran que no hay ninguna medida cautelar que impida poner en marcha el servicio, aunque indica que debido al estado de la infraestru­ctura, una formación no debería circular a más de 25 km/h, con lo cual el recorrido entre Plaza Constituci­ón y nuestra ciudad demandaría cerca de 30 horas.

El único uso que se tiene hoy es con trenes de carga, un tramo que va desde el puerto de Ingeniero White hasta Coronel Pringles, donde toman otros ramales a través de La Pampa para llegar a sus destinos. Estas formacione­s marchan a un promedio de 30 km/h

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FOTOS: EMMANUEL BRIANE-LA NUEVA. HOY, EL espléndido edificio no tiene uso alguno, salvo el de contener a los empleados del lugar.
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PARA LOS trabajos se invirtiero­n 225 millones de pesos.

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