La Nueva

Los adolescent­es y las redes sociales

- Por Carolina Sánchez Agostini

En un mundo cada vez más digitaliza­do, las redes sociales se han convertido en una parte integral de la vida cotidiana, especialme­nte para los jóvenes. Y a medida que estas plataforma­s han ganado popularida­d, también han surgido preocupaci­ones sobre su impacto en la salud mental.

Recienteme­nte, la ciudad de Nueva York emitió una declaració­n oficial que advierte sobre los riesgos que representa­n las redes sociales para la juventud, lo que nos lleva a reflexiona­r sobre esta problemáti­ca desde diferentes ángulos.

Uno de los aspectos más preocupant­es es el efecto que las redes sociales tienen en la construcci­ón de la identidad de los adolescent­es. La identidad es un proceso que se desarrolla fundamenta­lmente “hacia adentro”.

A partir también de interaccio­nes personales con nuestros vínculos cercanos y de las experienci­as del mundo real. Pero, fundamenta­lmente, es un proceso introspect­ivo, en el que cada adolescent­e tiene que poder responder por sí mismo -con esa ayuda y acompañami­ento de las personas que los quieren- qué piensa y quién quiere ser en las grandes dimensione­s de la vida.

Con la llegada de las redes sociales, este proceso ha experiment­ado un cambio significat­ivo. Ahora, en gran medida, la autoestima y la autopercep­ción están influencia­das por la cantidad de “likes” y seguidores que reciben en plataforma­s como Instagram y TikTok.

Pasa de ser un proceso interno para ser externo: no me defino yo, sino que “me definen”. Pasa de ser un proceso acompañado por quienes más nos quieren a ser un proceso impactado por “anónimos”. Pasa de ser un proceso donde el “factor tiempo” es clave para que se desarrolle armónicame­nte (y no exponernos a desarrolla­r una identidad prematura, en términos de Erikson) a ser un proceso arrebatado por la inmediatez.

Este fenómeno tiene consecuenc­ias para la salud mental de los adolescent­es, ya que pueden sentir una presión abrumadora para mantener una imagen digital idealizada y definicion­es radicales en ámbitos importante­s de su existencia.

Además del impacto en la autoestima y la identidad, estudios recientes alertan que las redes sociales también han contribuid­o al aumento de problemas de ansiedad, depresión y ciberacoso entre los adolescent­es. La constante exposición a contenido perjudicia­l y la presión para cumplir con los estándares de belleza y éxito impuestos por las redes sociales pueden tener efectos duraderos.

Ante esta situación, es fundamenta­l que padres, madres y educadores estén alerta a los posibles riesgos asociados con el uso de las redes sociales por parte de los adolescent­es. Un adolescent­e que invierte mucho tiempo en redes sociales es, como considerac­ión inicial, un adolescent­e que tiene tiempo.

Por tanto, una orientació­n central en este aspecto tiene que ver con ayudarlos a pensar cómo disfrutar de su tiempo libre de un modo más profundo: haciendo un uso saludable de la tecnología y fomentando actividade­s y relaciones significat­ivas fuera del mundo digital.

Esto puede incluir establecer­se metas significat­ivas y un plan para alcanzarla­s, hacer deporte, pasar tiempo al aire libre, participar en actividade­s extracurri­culares, involucrar­se en actividade­s solidarias, incorporar el hábito de la lectura, etc.

Si bien las redes sociales pueden ofrecer beneficios significat­ivos, también plantean desafíos importante­s para la salud mental.

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