“Hay artistas que buscan justificar su propia frustración”
“Pienso que en este momento el arte contemporáneo no genera tantos enojos; de hecho, salvo algunas excepciones, suele ser funcional al sistema”, opina Fernando Farina, curador y presidente de la Asociación Argentina de Críticos de Arte.
“Pero se dan situaciones especiales por el uso de sitios como Facebook –matiza luego– que habilitan a que haya gente que diga cualquier cosa con total impunidad. De allí que en algunos casos se produzca una proliferación de mensajes (en general poco consistentes) la mayor parte de ellos provenientes de artistas que buscan justificar su propia frustración o ignorantes que suman sus voces a un coro de resentidos”.
Escudarse en la técnica
“Es indudable que ante la falta de herramientas para valorar el arte contemporáneo haya gente en general e incluso artistas que se parapetan en cuestiones como la ‘buena técnica’ o ‘la capacidad para representar en forma realista’ para defenestrar planteos poéticos o conceptuales a los que no pueden acceder por falta de conocimiento y, en algunos casos, de sensibilidad”, añade.
–¿Creés que el arte contemporáneo afronta una incomprensión mayor a la que afrontaron estilos de ruptura o expresiones de otros períodos?
–No creo. Basta recordar la incomprensión e incluso persecución que sufrieron muchos movimientos de vanguardia en distintas épocas. Si a esto se le suma un gobierno reaccionario y autoritario, llegan a producirse combos peligrosísimos que llevan a calificaciones como ‘arte degenerado’, censuras y penalizaciones. En la Argentina tenemos nuestra historia, que incluye desde las agresiones sufridas por Emilio Pettoruti en su primera exposición a su regreso de Europa o Raúl Lozza al mostrar sus obras concretas hasta los duros cuestionamientos a artistas que aportaron sus críticas a diferentes problemáticas...
Enredados –¿Pensás que las redes sociales juegan un rol decisivo?
–¡Claro que sí! Estamos en un momento en que aparecen personajes que no sabemos quiénes son que opinan sobre cualquier cosa con afirmaciones y agresiones de una violencia inusitadas. Ya sabemos que muchos de ellos son “máquinas”, gente pagada para hacerlo, pero igualmente es preocupante ver lo que les dicen que tienen que decir. Hay una obra de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny que se llama
Diarios del odio, que extrae y reproduce comentarios de los “lectores” a notas de algunos diarios porteños y cuando uno ve el material se da cuenta de que avanzamos hacia una deshumanización que nos debiera preocupar, ya hemos vivido en otras épocas situaciones similares y las consecuencias no son buenas para nadie.