“es una brújula, es el gran ordenador de la vida”
TINA, 63 AÑOS, ACOMPAÑAMIENTO FAMILIAR Y SOCIAL EN TERRITORIO
La vida de Tina estuvo durante mucho tiempo oscilante entre dos mundos: el trabajo asalariado y el trabajo voluntario, el que le gustaba. Estudió Química Farmacéutica y trabajó en una farmacia, pero también hizo teatro, amasó y vendió pan, trabajó en actividades de promoción de la lectura, ofició de lectora para un chico no vidente y dio clases particulares de Química. “Tuve mucha inestabilidad hasta que encontré el sentido de mi trabajo. Lo encontré en este espacio, empecé trabajando en promoción de la lectura y después mis tareas se fueron ampliando”, cuenta hoy, desde la Casa El Alije, una casa abierta del Gobierno de la Provincia de Córdoba ubicada en barrio Observatorio. Desde 2010 es parte de un equipo que trabaja en el acompañamiento familiar y comunitario en barrio Güemes, Copani y Observatorio. “El trabajo es un gran ordenador, permite estructurar la vida. Por eso la desesperación cuando no tenés trabajo. No es sólo por el dinero, hay algo que va creciendo a medida que uno trabaja, es una brújula que te planta en la vida”, dice. Tina asegura que trabajar para el Estado es radicalmente diferente que para una entidad privada. “Acá la prioridad es lo social y no el capital”, cuenta. El trabajo actual implica un compromiso y una dedicación. Muchas veces trabaja fines de semana, hace horas extras y también resiste grandes frustraciones cuando un proyecto no sale o cuando su esfuerzo no alcanza para superar algunas injusticias. Pero no duda de que ese es su lugar. “Nosotras trabajamos por la gente y para la gente. Nos involucramos con la comunidad y eso las personas lo sienten. Ese compromiso es el que genera transformación”. Tina es consciente de los tiempos que corren: no todos los trabajos aseguran las condiciones estables en la que ella se encuentra. “No puedo imaginarme lo que es acostarse todas las noches sin saber si te van a despedir o no. Tener un sueldo y una estabilidad laboral da seguridad, da tranquilidad”. Lo mismo, no deja de marcar que, en muchas historias de vida, el trabajo, por más que sea precario, le cambia la vida a una persona en situación de desamparo.