Número Cero

El triste y solitario final de Lombardy

- HISTORIAS DE AJEDREZ

En diciembre William Lombardy cumplirá 80 años. Su nombre se hizo mundialmen­te conocido porque fue el único acompañant­e que tuvo Robert Fischer en el campeonato mundial de 1972, cuando derrotó a Boris Spassky en Reikiavik (Islandia), en el llamado “match del siglo”.

Pero no son buenas las últimas noticias de este gran maestro estadounid­ense que aplazó su carrera durante un tiempo para ordenarse sacerdote católico.

El ajedrez no registra tantos casos de grandes jugadores que hayan sido religiosos. Lombardy es uno, y el otro es el cura español Ruy López de Segura (1540-1580), autor de la famosa apertura que lleva su nombre (o también llamada apertura Española).

Según confiaron fuentes de la Federación Internacio­nal de Ajedrez (Fide), Lombardy fue desalojado recienteme­nte del departamen­to donde vivía en Manhattan desde 1977 por una deuda con el pago del alquiler.

El amigo de Fischer vivía en el sexto piso de un complejo de departamen­tos llamado Stuyvesant Town, en East Village (bajo Manhattan). Tras una batalla legal que comenzó en 2014 (la deuda llegó a los 54 mil dólares), Lombardy literalmen­te quedó en la calle, pero la Fide le brindó apoyo económico para que pudiera restablece­rse.

Aquí la historia de un personaje muy importante en la vida del más genial y controvert­ido ajedrecist­a de la historia: “Bobby” Fischer.

Mentor y acompañant­e

Lombardy, oriundo del Bronx, es cinco años y medio más grande que Fischer. Él cuenta que le dio clases a Bobby cuando este llegó con 11 años al Manhattan Chess Club. “Cuando recién llegó al club jugamos algunas partidas y se las gané a todas. Pero Bobby porfiaba que él me había ganado la mitad. No tenía sentido discutirle”, señaló entre risas en una entrevista publicada en Chessbase.

William fue un sacerdote católico durante 12 años. Pero abandonó los hábitos cuando se casó con una holandesa, con quien tuvo un hijo. A los ocho años, la mujer lo dejó y se volvió a Holanda y, desde entonces, según el propio Lombardy, tiene poco contacto con su hijo, Raymond, un ingeniero civil.

“No me pagó un centavo”

Lombardy siempre dijo que concurrió al “match del siglo” en calidad de analista de Fischer. Pero los grandes maestros que conocieron a Bobby aseguran que este siempre analizaba en soledad. Sólo pedía opinión cuando necesitaba reafirmar sus análisis.

En realidad, el rótulo que más se acerca al papel de Lombardy en aquel memorable encuentro es el de “consejero” o “acompañant­e”.

Eso sí, el excura dijo que Fischer nunca le pagó un centavo por sus servicios. Cobraba cinco dólares la hora, pagados por la federación de ajedrez de Estados Unidos.

Lombardy dijo que Bobby nunca fue generoso en ese sentido: “Pero me caía muy bien, y lo acepté como era. Quería que se coronase campeón mundial”.

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