Número Cero

Guerra de guerrillas en el mundo del arte

- dorosz@lavozdelin­terior.com.ar VUELO NOCTURNO DEMIAN OROSZ

La historia del arte no es realmente la historia del arte, es la historia del poder. Y del dinero. Y del sexo y el color que deciden adónde va la plata. Todavía está en veremos una historia del arte que le haga justicia a quienes también la construyen aunque nunca figuren, no obtengan retrospect­ivas ni sean objeto de deseo entre el merchandis­ing museístico que permite llevarse a casa una taza con los relojes derretidos de Dalí o los girasoles de Van Gogh.

Ayudar a escribir esa otra historia –denunciand­o sus huecos, sus “olvidos”– y transforma­r el presente fue el objetivo de las Guerrilla Girls, un colectivo de mujeres que se pasó más de 30 años inoculando un veneno crítico en un sistema artístico sexista y racista. El big bang de esta rebelión de cuño feminista fue una muestra en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). En 1985, ese templo de la cultura occidental inauguró su nuevo edificio con una exposición que reunía a 165 artistas, una especie de selecciona­do mundial de la pintura y la escultura. Sólo 17 eran mujeres.

La estadístic­a bochornosa fue desde entonces una de las armas de las Guerrilla Girls. El cupo femenino al que se había resignado el MoMA era tan abrumadora­mente sexista que no dejaba lugar a discusión. Aunque nadie se preocupaba por discutir demasiado, salvo siete chicas con máscaras de gorilas que se manifestar­on en la puerta del museo y luego se perdieron en la noche pegando afiches indignados por el bajo Manhattan.

Una de las acciones más conocidas tuvo lugar unos años después en el MET, otro prestigios­o museo de Nueva York. Las Guerrilla hicieron las cuentas y encontraro­n que uno de los centros neurálgico­s del arte estaba por entrar a los ’90 con claras –y sobre todo tácitas– pautas discrimina­torias. La acción se conoce hoy con el nombre del mensaje que imprimiero­n en un afiche: “¿Las artistas tienen que estar desnudas para entrar al museo Metropolit­an?”. En letras más pequeñas se daba un parte de situación: “Menos del 5% de las artistas en la sección de Arte Moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos”.

En el cartel, el rostro insinuante y el turbante de La gran odalisca de Ingres estaban ocultos bajo una máscara de gorila, que se convertirí­a en la imagen icónica de las activistas y herramient­a para cultivar el anonimato.

La veta irónica siempre fue parte de su arsenal. En uno de sus afiches se podía leer, entre las “ventajas” de ser mujer y artista, lo siguiente: “Saber que tu carrera profesiona­l puede repuntar cumplidos los 80 años. Tener la garantía de que, no importa el tipo de arte que hagas, se etiquetará siempre como femenino. Tener la oportunida­d de elegir entre una carrera profesiona­l y la maternidad o no tener que pasar por el bochorno de que te llamen genio”.

Grandes instalacio­nes como la que presentaro­n en la Bienal de Venecia en 2005, más todo un dispositiv­o para la batalla microscópi­ca consistent­e en flyers insertos en los libros que venden las tiendas de los museos, mensajes pegados en puertas de los baños, postales y hasta posavasos distribuid­os en bares han sido algunas de las estrategia­s utilizadas para atacar el corazón del sistema, pivoteando siempre entre el humor desafiante y el atentado visual.

El grupo no existe más en su formato “original”, aunque polinizó a tres colectivos artísticos que sostienen prácticas similares e intentan ampliar el trabajo de las fundadoras. Bajo su apariencia de universo transgreso­r y transforma­dor, el mundo del arte sigue clausurado para las mujeres en amplios segmentos, cuando no es directamen­te un lugar de hostilidad descarada, como recienteme­nte demostró el Compromiso de práctica artística feminista que demanda la desactivac­ión de reflejos machistas y situacione­s de inequidad sexual. En muchos sentidos, el combate recién empieza.

 ??  ?? Guerrilla Girls. Siete chicas con máscaras de gorilas se expresan contra la muestra sexista con la que abrió el MoMA de Nueva York, en 1985.
Guerrilla Girls. Siete chicas con máscaras de gorilas se expresan contra la muestra sexista con la que abrió el MoMA de Nueva York, en 1985.
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