En busca de la vida
La conservación y donación de ovocitos amplía los márgenes de la maternidad.
La edad máxima recomendada para preservar ovocitos es hasta los 38 años. Actualmente, la metodología que se emplea es la vitrificación, en donde antes de ser congelado, se somete al óvulo a un procedimiento para resguardar intactas todas sus funciones.
Entre las pacientes que consultan, 30% son mujeres que padecen algún tipo de cáncer y deben realizarse procedimientos de radio o
rumbos
quimioterapia, mientras que el 70% restante lo hace para mantener la fertilidad. La seguridad de la técnica es del ciento por ciento. Antes de la vitrificación, se estudia a la paciente con análisis hormonales, genéticos e infecciosos.
La probabilidad de embarazo con ovocitos vitrificados es de 30 a 40% por ciclo: el banco de ovocitos también es de alta utilidad para las pacientes que deben acudir a ovodonación. Vitrificar ovocitos, embriones o blastocistos (recordar que estos óvulos son muy seleccionados y provienen de una mujer donante fértil menor de 30 años) permite sincronizar mejor los ciclos de la donante y de la receptora, adecuar el endometrio mejora la receptividad.
Si la paciente tiene 38 años o más se desaconseja vitrificar óvulos y se propone vitrificar ovocitos pronucleados (embriones en estadío muy inicial, recién fecundado). Esta metodología es más efectiva dado que los óvulos a esa edad tienen más patologías genéticas. Así, se realiza una selección de los más aptos. Puede hacerse con el esposo y en mujeres solas con semen proveniente de banco de esperma. Si se vitrifican en este último grupo (38 años o más) embriones en estadío de blastocisto, en pacientes con óvulos propios (no en donantes), la tasa de embarazo se mantiene en 40% a 48% por ciclo.
Por otra parte, el banco de esperma debe estar evaluado por biología molecular y los mayores controles de trazabilidad y bioseguridad disponibles. Una de cada cinco pacientes que concurre a solicitar el banco de esperma es una mujer sola, número que se duplicó en los últimos años. Son mujeres independientes, profesionales, con alto deseo de maternidad y que cada vez consultan más tempranamente. El 80% restante que accede al banco de semen es de parejas con diagnóstico de azoospermia (ausencia de espermatozoides) u oligospermia severa (bajo recuento de espermatozoides) y falla de fertilización previa.
El 100% de los donantes son estudiados por biología molecular para descartar infecciones. Menos del 2% de ellos presentan patologías infecciosas. El riesgo es bajo por la rigurosidad del método con el cual se hace la selección.