Rumbos

UN DIOS PAGANO HABITA INTERNET

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“Mucha gente vive en la ficción de las redes sociales y no conoce otra cosa. No lee libros, no va al cine ni al teatro, sólo consumen ese mundillo virtual y televisión. Comen tanta m… que ya creen que es comida. Yo soy usuario frecuente de las redes sociales, es cierto, pero mi vida ocurre en otra parte. Grabo, ensayo, actúo, voy a restoranes, al teatro, al cine, escribo textos y prólogos que me prestigian, compro ropa, me encuentro con amigos… Y me encanta mi vida doméstica y también no hacer nada. Pero de alguna manera, tiene sentido que aquellos que

viven embutidos en la realidad virtual,

crean en ese dios pagano.” en la tecla con una técnica y con disciplina, o un poco de ambas, para recuperar el rango vocal y soportar las exigencias que supone viajar y cantar seguido. No sé bien cómo lo logré, pero encontré el método. Soy de probar de todo para mejorar mi rendimient­o vocal utilizando propóleos, farmacia, buen descanso… Se gana en confianza. Ya con Bohemio en la calle desde hace unos meses, ¿qué fue lo que más te gustó de la producción? ¿Logró tener la sonoridad que deseabas de antemano? Mi plan personal era el de mil “visiones musicales” grabadas en un año y disponible­s en Internet (se refiere a la cantidad de canciones, bocetos, demos y mash-ups que subió a la red social de música SoundCloud). Grabar Bohemio fue una oportunida­d que me dio Cachorro López; un paréntesis entre mis grabacione­s privadas y experiment­ales. Le ofrecí a Cachorro archivos con suficiente­s canciones y grabacione­s para elegir. Creo que es el sonido que deseaba Cachorro, que está embarcado en constantes grabacione­s importante­s y es un productor excluyente. Es el mejor y el más importante. El álbum cuenta con apenas diez temas. Viniendo de vos, es un récord de escasez. Es que Cachorro es un productor caro y cobra por canción (risas). ¿Costó la depuración? Sé que tenías unas cincuenta canciones... ¿Cincuenta? No recuerdo cuántas eran, porque estaba desarrolla­ndo cientos de grabacione­s conceptual­es, no siempre ajustadas al episodio de escribir una canción. No soy un científico de las canciones, podríamos haber grabado un disco instrument­al, con otra naturaleza de cosas. Si hay cincuenta temas no hay problema, es más complicado entrar al estudio sin canciones. Aunque también se puede. ¿Qué tipo de canciones quedaron afuera? Las de reviente, reviente fino, eh… pero reviente. Canciones que eran graciosas, con un sentido del humor

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