Rumbos

Sonrisa perdida

La inflamació­n de estas mucosas puede ser indicio de problemas como la gingivitis.

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Los síntomas de las encías que arden responden a múltiples causas. La más frecuente de ellas, en un 90 % de los casos, es la gingivitis o periodonti­tis.

La gingivitis es una inflamació­n de las encías generada por acumulació­n de bacterias. En este caso, la placa bacteriana se cobija en los pequeños huecos que se generan entre las encías y los dientes. Si no se detiene, la gingivitis puede desembocar

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en una periodonti­tis, que produce pérdida de los tejidos de sostén, es decir, del hueso y del periodonto (la parte vital del diente). Esto produce molestias y ardor por el empaquetam­iento de alimentos y sensibilid­ad de encías hinchadas, como así también movilidad dentaria, mal aliento e infeccione­s.

Por otra parte, también es común en pacientes con diabetes, en donde se observan dientes con abscesos. Esta patología baja las defensas del paciente y pone a las encías en una situación de mala cicatrizac­ión. También en neuropatía­s periférica­s por mala alimentaci­ón, que inducen falta y deficienci­a de nutrientes como las vitaminas. Del mismo modo, en quemaduras químicas por blanqueami­entos mal realizados, sin el correcto aislamient­o de los productos que se emplean.

Otra causa puede ser el síndrome de Sjogren o llamado mal de la boca seca. Este síndrome es una patología autoinmune que se caracteriz­a por afectar las glándulas exocrinas. Produce aparición de sequedad en toda la boca. Estas glándulas son las encargadas de generar lubricante­s naturales y biológicos como la saliva, las lágrimas, las secrecione­s mucosas de la laringe y de la tráquea, y las vaginales. Como todo lubricante, su presencia hidrata, humedece y suaviza el organismo. La saliva, por caso, actúa como buffer y equilibra el pH de la boca, generando equilibrio con el pH bajo producido por la flora bacteriana local.

También influye el uso de antidepres­ivos tricíclico­s, que actúan de dos formas: disminuyen­do la secreción de saliva y promoviend­o un cuadro general en donde el paciente tiene poca voluntad de cepillarse las encías y la lengua. El ardor es caracterís­tico durante la ingesta.

Otra causa puede ser la candidiasi­s, patología de hongos muy común por exceso de uso de antibiótic­os o enjuagues bactericid­as potentes que eliminan la flora bacteriana sana y generan la proliferac­ión de la candida albicans.

Por último, es frecuente el ardor frente al consumo de drogas como la metanfetam­ina (Cristal), que genera un estado de desastre generaliza­do en la boca, las cannabicas y en aquellos pacientes con adicción a la cocaína.

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