HORMONAS VS. MODA
El término ACE, hace referencia a las cartas de póker. Así se representan estos adolescentes en Facebook, Instagram y Twitter. Se identifican en distintos grados según el palo de la carta que elijan: están los asexuados totales, que usan el as de pi- cas. Los asexuados que experimentan atracciones románticas, se nuclean bajo el as de corazones. Y, por último, los que pueden llegar a sentir deseo sexual sólo cuando la conexión emocional es muy fuerte, identificados por el as de diamantes. Aunque algunos sean más extremistas que otros, lo que los une es que atentan contra los supuestos biológicos y sociales que aseguran que la sexualidad y la adolescencia van de la mano. La existencia de los chicos Ace demuestra que el deseo sexual es algo que va mucho más allá de las hormonas y que se puede ser un joven en pleno desarrollo y aun así anular el interés.
Terapias virtuales, amistades virtuales, sexualidad virtual. Todo lo intangible parece estar de moda. Pero ¿cuál es el límite? ¿Hasta dónde podemos relegar nuestros cuerpos? “La era digital presta el escenario para estas nuevas maneras de comunicación y encuentro, pero de ningún modo reemplaza el encuentro real”, señala Adriana Martínez. “La falta de deseo, como síntoma o como inhibición, encuentra en lo virtual la escapatoria fácil, el hueco cómodo. Por suerte, el deseo siempre insiste, problematiza, reaparece por algún lado, aunque sea pequeño como un haz de luz. Ahí, el chat deja de alcanzar. Siempre. Las cosas todavía no han cambiado tanto, aunque haya bebés de probeta y hologramas, como para pensar que los seres humanos podemos prescindir del encuentro de los cuerpos.” •