Un cabo a la desconexión
Es el paraíso uruguayo por excelencia para aquellos que quieren alejarse del consumo y los estímulos de la ciudad. Ofrenda noches de estrellas fugaces y una playa preciosa con casitas sin luz y onda hipona que invitan a disfrutar de una vida más placenter
Dicen que fue “El francés”, un viajero que se afincó en estos pagos en los años 80, quien vio el potencial turístico de Cabo Polonio y comenzó a llevar mochileros desde Barra de Valizas a través de las dunas en un camión todoterreno. Aquellos que se aventuraron antes de la llegada del francés, sólo podían llegar caminando por los médanos.
Cabo Polonio es como una isla. Rodeado hacia un lado y el otro por el mar, tiene dos playas: la norte o Calavera, donde están la mayoría de los ranchos, construcciones de madera añeja de mil colores y con cierto aire hipón; y la Sur, donde se asentaron los nuevos ranchos, más sofisticados. Para llegar en estos días, hay que hacerlo a bordo de unos camiones todo terreno que parten desde la Puerta del Polonio, la terminal ubicada en el km 264 de la ruta 10 del Departamento uruguayo de Rocha. La travesía es entretenida y agitada: hay que pasar por un bosque y las dunas hasta entrar en la playa para hacer el último tramo por la arena. En el Parque Nacional Polonio no hay electricidad ni agua corriente; pero sí generadores que se encienden unas horas al día. Unos pocos tienen Internet, como la pionera posada La Perla del Cabo, que ofrece wi-fi en los horarios del generador. Si querés desconectar, el Polonio es el lugar. Más info: www.portaldelcabo.com.uy www.turismorocha.gub.uy