Una amistad que sigue viva
Inexperiencia, amor, sexo, matrimonio y competencia componen la segunda entrega de la saga Dos amigas,
“Ella reaccionó explicándome que yo no había ganado nada, que en el mundo no había nada que ganar, que su vida estaba llena de aventuras diferentes y desatinadas igual que la mía, y que era bonito vernos de vez en cuando para oír el sonido loco del cerebro de la una resonando en el sonido loco del cerebro de la otra”, continúa desafiando el concepto de amistad Elena Ferrante en la segunda entrega de la saga Dos amigas.
Como si hubieran sido escritos de corrido, Un mal nombre procede a Una amiga estupenda, con completa naturalidad. En distintas circunstancias, pero siempre unidas por un destino que parece intentar ponerlas en competencia constante, Lila y Lenú siguen amándose, envidiándose, extrañándose, apoyándose y definiéndose la una a la otra, a la vez.
Al igual que en la primera novela de la tetralogía, la sensación de extrañamiento y de anticipación a un hecho sorprendente que siempre sucede pero que nunca es predecible, hacen que el libro sea imposible de soltar.
La capacidad de retratar la naturaleza de la reflexión humana y la soledad más íntima con un realismo crudo pero jamás burdo, permite que la narración toque temas tan variados como el feminismo, la maternidad, el sexo, la vida cotidiana, la política y las diferencias sociales, sin sobresaltos y sin perder el foco del relato.
El halo de misterio que envuelve toda la obra se condice