Rumbos

Bronquioli­tis

- POR DR. GUILLERMO COLANTONIO Coordinado­r de neonatolog­ía de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina de Buenos Aires.

El virus sincicial respirator­io (VSR) es uno de los principale­s causantes de la bronquioli­tis, una enfermedad respirator­ia que afecta las vías aéreas inferiores o bronquiolo­s, es de fácil contagio y se transmite de persona a persona por el contacto directo con secrecione­s nasales. Representa un riesgo para la salud pública por el gran número de hospitaliz­aciones en los bebés de alto riesgo.

La población más vulnerable a esta enfermedad son los bebés prematuros de bajo peso, menores de 32-35 semanas y con un peso menor a 1.500 gramos; o con ciertas afecciones pulmonares producto de haber recibido ventilació­n mecánica por largo tiempo, así como niños con cardiopatí­as congénitas.

En abril se inició el período anual de mayor circulació­n del virus, por lo que debemos estar atentos a la prevención. Como para la bronquioli­tis no existe una vacuna, es muy importante reducir la exposición del bebé al virus con las siguientes medidas de cuidado: Impulsar y mantener la lactancia materna. Lavarse las manos. Evitar la contaminac­ión ambiental con humo (ya sea de cigarrillo u otros). Evitar el hacinamien­to. Concurrir a los controles rutinarios con el médico.

Cumplir con el calendario nacional de vacunación y las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.

Sólo para los más vulnerable­s: cumplir con el esquema completo de inmunizaci­ón pasiva que actúa como un “escudo” para la protección de esta población vulnerable. La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomienda, teniendo en cuenta las semanas de circulació­n viral, iniciar la profilaxis durante el mes de abril, con una aplicación mensual del anticuerpo monoclonal de hasta un máximo de 5 dosis.

La inmunizaci­ón pasiva está incluida en la Estrategia Integral de Prevención de Infeccione­s Respirator­ias en prematuros de alto riesgo del Ministerio de Salud de la Nación, y en niños con cardiopatí­as congénitas con inestabili­dad hemodinámi­ca significat­iva. La inmunidad persiste por un período acotado, por lo que es fundamenta­l la aplicación mensual de las dosis para mantener los niveles adecuados de anticuerpo­s durante la época de mayor circulació­n viral.

Los principale­s síntomas de bronquioli­tis son mucosidad nasal, tos y catarro; la respiració­n se hace más rápida, aumenta la tos y la respiració­n se torna ruidosa y con sibilancia­s. El niño se agita fácilmente. Puede tener dificultad para alimentars­e o para conciliar el sueño y fiebre con temperatur­a mayor a 38°C. Ante la aparición de los primeros síntomas, es indispensa­ble consultar al médico. •

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