Rumbos

MENOS ES MÁS

- Más info sobre nosotros mismos en rumbosdigi­tal.com

Es necesario entender que, a la hora de comunicars­e, hay que tener en cuenta a quién le hablamos, en qué momento y de qué modo. La psicóloga María Gabriela Fernández Ortega, del Instituto Sincronía, comenta que las mujeres dicen entre 4 mil y 6 mil palabras mientras que los hombres entre 2 mil y 4 mil. Es decir, “su máximo es nuestro mínimo”. Por eso, advierte sobre una clásica problemáti­ca: ellos se sienten aturdidos y acosados y ellas ignoradas. “A los hombres hay que darles tiempo. Si llega cansado y malhumorad­o del trabajo, con la mirada perdida, no es momento de hablarles. Si querés que te escuche, tenés que encontrar el momento”. por la mirada del otro. Eso es algo que muchas veces les sucede a las personas con baja autoestima; y así desperdici­an energía en tratar de conformar al entorno, en lugar de enfocarse en convencer al otro sus potenciali­dades. Hay que entender que no hay nadie que le guste a todo el mundo”, advierte la psicóloga.

Lo cierto es que no es lo mismo hablarle a un niño de 8 años ansioso e impaciente, que a un rígido profesor en la facultad o a un hermano con el que existe un trato informal. “Para encontrar la manera hay que empatizar con el otro. Uno tiene que poder hablar con todos: con el príncipe y con el mendigo. Pero para eso hace falta adaptarse -y eso no implica dejar de ser uno mismo-; porque si no, ni uno ni otro va a tener disponibil­idad interna para escucharme”, reflexiona la psiquiatra.

También es esencial tener en cuenta la forma y el contenido del mensaje. “Si éste es amable y positivo hacia el interlocut­or, quizás no hace falta extremar el cuidado en la forma", explica Fernández Ortega. Y agrega que “cuando el contenido no le va a gustar al otro, lo puede lastimar, enojar, lo que hay que hacer es extremar el cuidado de la forma”.

Otro truco útil que propone la especialis­ta es saber que “no es una buena idea hablarle al interlocut­or de él sino de uno mismo. En lugar de decirle a una pareja ‘siempre me dejás sola’, es preferible decirle ‘cuando vos te vas, me siento sola’. Porque si el otro se siente criticado, acusado, agredido, va a tender a levantar un escudo, a protegerse o a tirar una lanza”. Las ventajas son claves: el interlocut­or no se predispone mal y puede escuchar. •

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina