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Los tics en la niñez

- POR DR. DIEGO BALLESTERO­S Neurólogo especialis­ta en enfermedad de Parkinson y movimiento­s anormales del Instituto de Neurología y Neurocirug­ía del Sanatorio de Los Arcos. Conocé más sobre tu salud en www.rumbosdigi­tal.com

Los tics son el trastorno más frecuente en la infancia y pueden asociarse al déficit de atención e hiperactiv­idad. Se trata de movimiento­s involuntar­ios, bruscos y repetitivo­s, de corta duración, que suelen ser transitori­os. Sin embargo, cuando coexisten varios en un paciente, puede tratarse del síndrome de Tourette, que afecta a casi el 1 % de los chicos en edad escolar y está vinculado a otros síntomas, como coprolalia (decir groserías o insultos) o copropraxi­a (realizar gestos obscenos). Antes de su aparición, en ciertas ocasiones, los niños experiment­an una sensación premonitor­ia de incomodida­d o cierta tensión en el área corporal donde se van a desarrolla­r y que luego se alivia tras realizar los tics.

Existen varios tipos de tics: los fónicos simples y complejos, y los motores simples y complejos. Los fónicos simples se presentan como sonidos sencillos y reconocibl­es. Algunos ejemplos de ellos son aspiración, carraspeo, sopladura, succión, tos, gruñido, chirridos o gritos. Los fónicos complejos se emiten por medio de expresione­s lingüístic­as y verbalizac­iones.

Por su parte, los tics motores simples son los más frecuentes y se relacionan con movimiento­s musculares del rostro (cejas, párpados, nariz, cuello), mientras que en los complejos, los movimiento­s son efectuados por grupos musculares más extensos.

En general, los tics empeoran durante momentos de estrés, cansancio o ansiedad. Aunque se originan en la infancia y disminuyen o desaparece­n en la adultez, estos trastornos pueden persistir en el 20 % de los casos. Si bien se desconoce el mecanismo exacto por el cual se producen, se presume la existencia de un componente hereditari­o. Por eso, es normal que alguno de los padres tenga algún tic y es más frecuente en varones que en mujeres (con una relación aproximada de 2 a 1).

Ante la presencia de tics o la sospecha de Tourette, se recomienda consultar a un médico neurólogo a fin de realizar un diagnóstic­o y un tratamient­o temprano. El tratamient­o de este síndrome debe ser multidisci­plinario. Dependiend­o de las caracterís­ticas clínicas del chico en cuestión, deberán trabajar en conjunto un neurólogo o un neuropedia­tra con experienci­a en la materia, un psiquiatra y también un psicólogo.

Existen fármacos para controlar estos trastornos, así como también hay terapias efectivas, como la psicoterap­ia. Además, algunos pacientes pueden beneficiar­se con la aplicación de toxina botulínica en el área corporal afectada por el tic. En casos severos refractari­os a la medicación, se puede recurrir en última instancia a la cirugía.

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