Traductor por accidente
Una hazaña literaria acaba de lograrse. la escurridiza novela cómica de James Joyce, por fin fue traducida al español. Desde su publicación en 1939, la obra a la que el escritor irlandés dedicó 17 años —casi hasta el final de su vida— ha sido tildada de inaccesible, inclasificable, e incluso de ilegible en su idioma original. Ninguno de esos calificativos es caprichoso. De corte experimental, la novela está plagada de aparatosos recursos literarios, neologismos, términos híbridos de varios idiomas y asociaciones libres. Pese, o quizás debido a, su carácter hermético, la novela se ha convertido en un objeto de veneración dentro de la literatura mundial. El argentino Marcelo Zabaloy es el valiente traductor amateur que se encargó de vertirla a nuestro idioma de la mano de la prestigiosa editorial independiente El Cuenco de Plata. Tardó nada menos que siete años. Si bien el empeño de traducir libros que presentan tantas particularidades lingüísticas es una cuestión que sigue ocupando la atención de traductores y académicos literarios, no cabe duda de que esta versión acercará al vasto público hispanohablante un libro que el crítico Harold Bloom consideró «la obra maestra de Joyce».