Córdoba y su tesoro
— HUMBERTO RAMÓN NAESSENS - MBURUCUYÁ, CORRIENTES.
¿Alguna vez se preguntaron dónde estará guardado el Gran Tesoro de la Iglesia incluyendo el Arca de la Alianza y el Santo Grial?
El Vaticano guarda celosamente obras de arte y materiales de mucho valor por su contenido histórico, pero no está allí. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento fueron los sacerdotes, profetas y reyes los encargados de ir trasladándolo de un lugar a otro, pero siempre en la zona de Israel, hasta que Tierra Santa dejó de ser segura.
El mensaje de Dios era guardarlo porque en algún momento el mundo lo necesitaría. Es como el famoso sueño de las siete vacas gordas con siete buenos años para cubrir siete vacas flacas que representan siete años malos.
Los mismos que lo cuidaban lo trasladaron a Roma en el transcurso de cientos de años. En el Vaticano estuvo mucho tiempo cuidado por una orden especial, pero llegó un momento en que ese lugar ya no era seguro y había que buscar otro, y fue Colón en su segundo viaje el guía designado por la Iglesia para llevarlo hasta una isla del Caribe. Me pregunto ¿quién fue realmente Colón: un miembro de la orden, un navegante o un visionario designado por Dios?
De allí, el tesoro fue trasladado por los adelantados hasta Perú y guardado en Machu Picchu, mientras tanto el Vaticano perfeccionó a un grupo de sacerdotes, los jesuitas, y los envió a guardarlo en el lugar más seguro. Y así lo hicieron: lo trasladaron hasta Córdoba y lo escondieron en el cerro Uritorco; para cuidarlo, formaron estancias jesuíticas a su alrededor, donde dejaron en cada una de ellas un mapa secreto de su ubicación. Me pregunto: ¿Será que la atracción del cerro es por el tesoro? ¿Será que es el momento de trasladarlo nuevamente y por eso designaron a nuestro papa Francisco? ¿O será que se vienen años de vacas flacas y el mundo muy pronto lo necesitará? En realidad, no lo sé, pero mientras tanto Córdoba tiene su tesoro.