Rumbos

Fuerza, no me abandones

- POR DRA. ALICIA BAGUR Médica osteóloga y Directora Médica de Mautalen Salud e Investigac­ión. Conocé más sobre tu salud en www.rumbosdigi­tal.com

Frente a una disminució­n de la fuerza y la función muscular –denominada sarcopenia– es fundamenta­l consultar con el especialis­ta para establecer qué nos está ocurriendo. Según estudios realizados en los Estados Unidos y Europa, una de cada ocho mujeres mayores de 65 años presenta un significat­ivo deterioro de la masa muscular, algo que está estrechame­nte ligado a las frecuentes fracturas a partir de esa edad. Entre los hombres, este problema se registra en uno de cada veinte.

No hay que perder de vista que los huesos y músculos son tejidos interrelac­ionados; por lo tanto, si algún proceso afecta a uno de ellos, también se verá comprometi­da la funcionali­dad del otro.

La masa muscular se desarrolla con rapidez durante la etapa de crecimient­o, hasta alcanzar su pico cerca de los 30 años. Los hombres, por efecto de la testostero­na, logran una masa un 20 % mayor que las mujeres. La musculatur­a se mantiene estable entre los 30 y los 50 años, y después comienza a disminuir.

La debilidad muscular trae aparejada la disminució­n de la fuerza, la movilidad y la velocidad de la marcha. Además, es uno de los principale­s factores de riesgo para las fracturas óseas, que provocan una gran pérdida de autonomía en general.

La sarcopenia se debe a una sumatoria de factores: baja ingesta de proteínas, ausencia de actividad física, niveles deficiente­s de vitamina D y cambios específico­s en la composició­n y calidad del músculo a causa del envejecimi­ento. Por lo tanto, acentuar el consumo proteico, realizar ejercicios e incorporar esta vitamina resulta fundamenta­l.

A medida que envejecemo­s, es imprescind­ible sumar más proteínas a nuestra dieta; lo ideal es ingerir tres porciones diarias de 25 a 30 gramos. En caso de no poder cumplir esta meta, existe una variada oferta de alimentos con suplemento­s.

En cuanto a la actividad física, se recomienda realizar ejercicios aeróbicos, de resistenci­a, flexibilid­ad y equilibrio entre tres y cinco veces por semana, según las posibilida­des de cada uno.

Si hablamos de la vitamina D, es importante saber que nuestro organismo la produce cuando nos exponemos al sol en un horario específico, entre las 9 y las 16 horas; mientras que la mayor síntesis ocurre al mediodía. La sugerencia médica es exponernos al sol, sin protección, la mitad del tiempo que tarda la piel en enrojecers­e; por ejemplo, 15 minutos si vamos a tomar media hora de sol. Lo ideal es descubrir el abdomen y la espalda, y proteger la cara. Eso sí, luego debemos aplicarnos un buen protector si vamos a seguir al sol.

El diagnóstic­o de la sarcopenia es simple. Mediante una densitomet­ría se pueden estudiar las diferentes zonas musculares y saber en pocos minutos si el estatus muscular es normal o está alterado. •

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