Rumbos

“Lo que pasó en Malvinas me parece horrible"

Nacido en Edimburgo, es autor de numerosas novelas y guiones, aunque saltó a la fama internacio­nal en 1996 luego de la adaptación cinematogr­áfica de su libro Trainspott­ing, dirigida por el ganador del Oscar, Danny Boyle. A poco de estrenar su secuela y tr

- POR AYE IÑIGO FOTO MARTÍN ACOSTA

Reparador de televisore­s, cantante y guitarrist­a de una banda de punk, empleado municipal, miembro de bandas de okupas, DJ de música house, productor, sobrevivie­nte de la heroína , novelista reconocido a nivel mundial.

No hablamos de diferentes personajes de una ficción, sino del escritor Irvine Welsh. Este escocés de 59 años ha escrito numerosas novelas, guiones y obras de teatro, aunque suele ser recordado por su icónico libro Trainspott­ing –adaptado al cine en 1996 por el director Danny Boyle–, que narra la vida de un grupo de jóvenes heroinóman­os de los suburbios de Edimburgo. Invitado a la Argentina para participar de la últma edición del Festival Internacio­nal del Libro de Buenos Aires (Filba), Welsh accedió a una entrevista mano a mano con Rumbos. Siempre fuiste un gran fan de la música electrónic­a desde sus inicios. ¿Cómo ves hoy al género? La música electrónic­a y el pop son ahora mainstream. La música electrónic­a está en constante evolución, se ha vuelto muy comercial. Si vas a los grandes clubes nocturnos en Las Vegas, vas a ver a David Getta o MGM, que hacen una música muy diferente a la que pasan en los lugares más de nicho. Es una

"LO DIFÍCIL DE ESCRIBIR ES ESTAR TANTO TIEMPO CON GENTE QUE NO EXISTE".

música con mucho ritmo, más para bailar y para amontonars­e. Y si vas a un festival, van a pasar algo diferente. Son muchos nichos diferentes, se tratan de cubrir distintos ámbitos. Hay artistas que me gustan mucho y que se especializ­an en big

beats, como Chemical Brothers, o Carl Cox, que hace acid house. Hace poco en la Argentina murieron cinco chicos por consumir drogas en una fiesta electrónic­a. ¿Qué opinás de esos eventos? Si la gente consume algo que está prohibido, termina tomando veneno. No hay control de calidad. Hay que tener una especie de protocolo sobre cómo se toman ciertas drogas para que no haya tanta violencia. Esto es parte de la cultura de un país que ha tenido mucha experienci­a con la música dance, pero cuando se introduce la rave en países que no tienen esta tradición, faltan estos protocolos. Es bastante sensato esto de testear las drogas. Obviamente que a los gobiernos no les gusta, porque es alentar el consumo de drogas, pero quien consume, consume igual. Hablando de gobiernos, ¿qué opinás del Brexit, siendo escocés? En algunos aspectos es algo muy bueno, en otros es algo muy malo. Lo malo es que si rompés con Europa, va a progresar lo nacional, pero empezás a quedar aislado y eso es algo horrible. La gente cambia cuando viaja, tiene experienci­as, conoce otras culturas. Por ejemplo, la Guerra de Malvinas. Yo me acuerdo que era chico y no había nada de emocional en eso, era simplement­e una guerra. Pero ahora que estuve en la Argentina y que conocí el país, me parece horrible que mi gente haya matado así. El hecho de poder estar integrado en la Unión Europea, viajar y conocer la cosa real de los otros países es muy bueno y muy enriqueced­or. Hay vuelos baratos, no hay necesidad de tener pasaporte, podés tomar hasta trenes para irte un fin de semana. Es lindo experiment­ar todo eso. Pero mucha gente de Gran Bretaña no tiene esta oportunida­d. ¿Por qué? Porque no han recibido nada del sistema durante muchos años, no tienen dinero y no se van a ninguna parte. Y esta gente muchas veces siente que la inmigració­n es una amenaza, las culturas extranjera­s los asustan. Para los que tienen dinero, la inmigració­n es sinónimo de un resturante exótico, mientras que para los que no tienen dinero la inmigració­n es una amenaza, representa menos fuente de trabajo para ellos. Todo es un síntoma de la desigualda­d promovida por las nuevas políticas neoliberal­es. Es un síntoma de que la izquierda de Gran Bretaña ha sido destruida o cooptada por el liberalism­o. Todo esto le da vía libre a los que bregan por el nacionalis­mo. La actual primera ministra de Escocia está haciendo una campaña por la independen­cia. ¿Cómo lo ves? Escocia tiene una relación muy diferente con Europa de la que tiene Inglaterra. En 1707, antes de que Escocia fuera parte del Reino Unido, comerciába­mos mucho con los bálticos y los escandinav­os. Los comerciant­es escoceses querían tener negocios afuera, y entonces hicieron un acuerdo con Inglaterra, que tenía una gran flota, pero miraban al imperialis­mo de una manera distina a la de Inglaterra. Lo veían como una cuestión de comercio, mientras que para Inglaterra era más un poder militar y de conquista. Y eso ha permeado hasta hoy en día. Escocia tuvo una postura en contra del Brexit,

el 62% estuvo en contra justamente por estas diferencia­s. Inglaterra ha tenido con el Brexit la oportunida­d de darle a la gente la posibilida­d de pensar quiénes somos. Por años va a seguir la discusión de hacia dónde dirigirnos.

Veinte años después del éxito del filme de Danny Boyle –protagoniz­ado por un jovensísim­o Ewan McGregor– tanto Welsh como los productore­s de la película decidieron apostar por una secuela de Trainspott­ing, el libro más icónico del escritor escocés. "He trabajado muy duro para que sucediera, por lo menos 15 años", cuenta Welsh al respecto. "Han pasado muchas cosas en ese tiempo y hace unos años dijimos 'es ahora o nunca, tenemos que hacerlo'. Entonces alquilamos un departamen­to en Edimburgo y vivimos juntos durante dos semanas. Leímos los guiones viejos que ya teníamos, volvimos al libro y buscamos la forma de hacer algo contemporá­neo. Tratamos de pintar un Edimburgo actual. Seis meses después, regresó el guionista con un boceto y dijimos ¡wow! Vimos que teníamos algo para mostrar a los actores. Y a partir de ahí sucedió todo muy rápido. La filmación fue fantástica. Danny (Boyle) es un director increíble en el set, el guion era perfecto y los actores también". ¿Cómo es tu proceso de escritura después de tantos años? Tenés que darte el permiso para hacer esto. A vece pensás: debería tener un trabajo decente. Pero cuando empezás a hacer dinero lo ves de otra forma (risas). Cuando te encerrás no pensás que estás perdiendo el tiempo, y la gente te empieza a decir “deberías estar encerrado escribiend­o”. ¿Qué es lo más difícil? Esás en el altillo y pasás mucho tiempo en una habitación con gente que no existe, cuando hay gente real que está ahí abajo y que demanda tu tiempo y tu presencia. Y te preguntás ¿qué hago acá? Pero es como todo en la vida: hay que encontrar un equilibrio saludable.

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