Mamá soltera por elección
Las estructuras familiares han sufrido muchos cambios a lo largo de la historia y, en este siglo, los tratamientos de reproducción asistida se despliegan como facilitadores de nuevas dinámicas y escenarios para los vínculos. Surgen así las familias homoparentales, formadas a partir de una pareja igualitaria, y también los hogares monoparentales, organizados en torno al deseo de una sola persona de ser madre o padre, entre otras posibilidades.
En este contexto, cada vez son más las mujeres que recurren a la fertilización asistida para construir su familia en solitario. Quienes se animan a dar este paso suelen ser mujeres de más de 35 años con un perfil activo e independiente, que no desean esperar que el reloj biológico diga basta; se plantean este cambio con un alto grado de valentía y decisión, aunque no con omnipotencia, pues son conscientes del desafío que implica romper el molde para pensar y llevar adelante solas la crianza de un hijo. Esta decisión, en general, está precedida por un proceso de duelo, ya que el sueño de la construcción familiar con una pareja no ha podido concretarse.
Pero no solo las mujeres afrontan este tipo de desafíos. También los hombres pueden concretar el deseo de ser padres en soledad, o en el marco de parejas igualitarias, a través de la denominada "subrogación uterina": se trata de un procedimiento conocido también como “vientre de alquiler”, mediante el cual una mujer ofrece y acuerda la gestación del niño para que lo críe luego un padre o una pareja "procreacional". En la Argentina, la técnica no se encuentra regulada, pero hay muchas instituciones que trabajan seriamente para dar respuestas a estos padres que quieren cumplir su sueño.
El rasgo común de las personas que se animan a estos nuevos modelos familiares es su gran apertura a la experiencia. Llegan a la decisión con ilusión y seguridad para abrir la puerta a un mundo nuevo e impensado hasta ahora. No se conectan con la imposibilidad (por ejemplo, de una pareja para encarar el proyecto parental), pero sí con estas experiencias médicas que se transforman en pasaportes a la realización del gran anhelo. Se genera así un clima emocional de alegría y felicidad en el que se va gestando la nueva familia. A diferencia de las parejas con problemas de fertilidad, estas familias no cargan con el peso de los tratamientos que no funcionaron y se sienten con mucha fuerza y potencia para afrontar el desafío de la crianza.
La maternidad en solitario, la donación de gametas y la maternidad subrogada son algunas de las nuevas perspectivas que se abren con la reproducción asistida y producen un efecto en el entramado social, abriendo el espacio a nuevos modelos familiares.