Nacha Vollenweider Viaje a los destinos de la memoria
Cordobesa, autora de historietas, radicada en Alemania, acaba de publicar un libro en el que bucea dentro de un linaje familiar que refleja las tragedias y las grandezas de este país nuestro.
De ida y vuelta Descendiente de colonos suizos afincados en la Argentina, Nacha hizo el camino inverso. Radicada en Alemania, se dedicó a bucear en la identidad de su familia y en la suya propia. El resultado es un cómic multipremiado.
Aveces, no hay mejor manera de contar una gran historia que a través de una historia pequeña. Y una buena muestra de eso es la obra de Nacha Vollenweider, una autora de historietas que en su reciente libro Notas al pie da cuenta de muchas de las complejidades y conflictos que marcaron la historia argentina reciente a través de su propia memoria y la de su familia. Nacida en Río Cuarto en 1983, licenciada en Pintura por la Universidad Nacional de Córdoba y especializada en Ilustración y Diseño, Nacha proviene de una familia de emigrantes suizos, de esos que escaparon de una Europa devastada por la guerra para buscar paz y futuro en estas pampas hace más de un siglo. A través de un monólogo interior en el que va armando el rompecabezas de su memoria, Nacha intenta ensamblar los retazos de su linaje, en un ejercicio que –quizás involuntariamente– se acaba convirtiendo en la construcción de una memoria colectiva. La colonización de la Argentina interior, la lucha contra el indio, el peronismo, las dictaduras militares, los desaparecidos, las debacles económicas, las nuevas migraciones (esta vez en sentido inverso), los cambios sociales... Un recorrido por los grandes hitos de la historia de este país nuestro, pero no narrados en letras mayúsculas sino en la cursiva de los efectos que tuvieron sobre personas y familias reales, reflejando la manera en que esos hechos transformaron la vida de seres de carne y hueso, sus relaciones, sus ilusiones, su destinos. En Notas al pie, una historieta magnífica, publicada por la editorial Maten al mensajero, Nacha Vollenweider hace honor a la mejor tradición del relato autobiográfico, aquella en la que una vida interpela a la vida de todos y es capaz de captar el espíritu de toda una sociedad de una manera profundamente personal y emocional. Buen ejemplo de esto son muchas conmovedoras escenas que integran el libro. Para empezar, una en la que la tragedia de los años 70 es contada a partir de las fotos de un tío desaparecido que la abuela de Nacha conserva en la casa familiar de la localidad de Alpa Corral, donde todavía cuelga una campera que ese hijo dejó en el perchero antes de ser secuestrado por un grupo de tareas. O aquella en la que Nacha contrae matrimonio con su novia en un registro civil de la fría y lejana Hamburgo, solas pero, de todas formas, felices. Y que en vez de celebrarlo se dirigen a un centro de refugiados sirios para ofrecer una mano. Postales de un mundo tan diferente al de sus abuelos y a la vez no tan distinto. •