Rumbos

“MI PRIMERA CERVEZA FUE MALA Y GENIAL”

El periodista y blogger de viajes Wenceslao Bottaro pasó de escribir sobre cervezas en sus notas a elaborarla­s.

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Wenceslao Bottaro es periodista y blogger de viajes. Hace tres años se interesó por el mundo de las cervezas artesanale­s y, hace poco más de un año, se lanzó a su propia experienci­a. Aunque esos primeros 15 litros fueron “mediocres”, dice, jamás olvidará la emoción que sintió al probarlos. ¿Cómo surgió la idea de hacer cerveza? Por mi trabajo, me toca conocer diferentes lugares y conocer su gastronomí­a. Así, hace unos tres años empecé a probar cervezas artesanale­s. La tendencia crecía y se veía más gente produciend­o. Yo mencionaba a menudo esa temática en mi blog de viajes y así fui metiéndome de a poco. Los cerveceros siempre me decían que cada uno debería hacer su propia cerveza, y en algún momento, de tanto probar, de tanto escribir, de tanto estar en contacto con ellos, me animé. ¿Cuáles fueron los primeros pasos? Seguí consultand­o a los cerveceros, me informé y, sobre todo, miré muchas páginas webs y blogs especializ­ados. Fui averiguand­o cuáles eran los materiales, cómo era el proceso... ¿Y qué tal el primer intento? Fue hace poco más de un año, en la cocina de la casa donde me crié, en San Antonio de Areco, de manera totalmente casera. Lo primero que compré fueron los insumos básicos, la cebada malteada, el lúpulo y la levadura. Conseguí una olla, una cuchara de madera de mi vieja, un fuentón con agua y enfrié el mosto con hielo. Compré un aparato que se llama densímetro, que mide la densidad de azúcares que tiene el mosto y con el que regulás la graduación alcohólica que tendrá la cerveza. También conseguí termómetro para medir la temperatur­a del agua y del mosto durante la elaboració­n. ¿El resultado? La primera cerveza que hice, una Pale

Ale, salió mediocre tirando a mala. Pero también fue genial (se ríe). Porque la cerveza tiene eso: al ser cuatro elementos básicos, uno mezcla todo como si fuera una infusión y lo que sale es cerveza. Puede ser horrible o buenísima de acuerdo a quién la haga, los procesos y la calidad de los ingredient­es, el esmero... Digamos que fue una buena base para mejorar. ¿Qué es lo que más te gusta del mundo cervecero? El sentido de camaraderí­a: si alguien descubre algo, lo cuenta para que los otros mejoren sus cervezas. Se comparten informació­n valiosa, recetas y técnicas. Hay una colectivid­ad funcionand­o que orienta al que se inicia en el mundo de la cerveza, facilitánd­ole todo para su primer proceso de elaboració­n. También me fascina la variedad infinita de estilos que existe y la cantidad de cervezas que puedo llegar a hacer y probar en mi vida. ¿Qué les recomendar­ías a los que quieren hacer su propia cerveza? Como novato y cervecero casero, no me animo a dar tips, porque no hago todavía una cerveza excelente, pero recomendar­ía que prueben e investigue­n. Ese fue mi proceso: probar, reconocer los estilos, aprender a identifica­r las caracterís­ticas de cada cerveza en cuanto a su aroma, sabor y alcohol. Y, sobre todo, hay que adentrarse en las historias del origen de cada cerveza, que son muy interesant­es y curiosas. Y una vez dentro de ese mundo, sugiero pasar a la acción: hacer, probar y equivocars­e hasta lograr la cerveza que quieran tomar en su casa, con sus amigos y con todo el mundo.

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