TURISTAS GO HOME
CIUDADES COMO BARCELONA, NUEVA YORK, BERLÍN Y VENECIA ESTÁN HARTÁNDOSE DEL TURISMO MASIVO Y DE LOS CAMBIOS QUE PROVOCA EN SU IDENTIDAD.
Ha cambiado tanto esto…ahora es Guirilandia”, dice una señora de unos 60 ytantos años mientras toma sol, en referencia a los cientos de turistas extranjeros (“guiris”,en el lunfardo español) que pululan por la playa de La Barceloneta. La escena es capturada en el documental City for sale (Ciudadenventa),escrito y dirigido por Laura Alvarez, que busca contribuir al debate sobreel turismo masivo en las grandes ciudades.
Barcelona es uno de los casos más emblemáticos: una ciudad con 1,6 millón habitantes queen 2016 recibió más de 30 millones de turistas. De hecho, allí proliferan desde hace unos años grupos de vecinos que se movilizan en contra del turismo, muchos de ellos nucleados en la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB)y en la Asamblea de Barrios por un Turismo Sostenible (ABTS). “Tourist go home” (Turista vuelva a su casa), “All tourists are bastards” (Todos los turistas son bastardos) y “Tourism kills the city” (El turismo mata a la ciudad) son frases que aparecen en carteles colgados de los balconeso en pintadas en las paredes en cualquier rincón de Barcelona.
El turismo masivo urbano, que implica récords históricos crecientes en la afluencia de visitantesa un epicentro turístico,está relacionado con dos fenómenos: la turistificación y la gentrificación. El primero alude al impacto que tiene la masificación turística en eltejido comercial y social de determinados barrios o ciudades. “El turismo ha ido absorbiendo todas las dinámicas y,en algunos barrios, nos encontramos una economía
más centrada en las necesidades del viajero que en las de los vecinos”, define el sociólogo Ancor Mesa Méndez.
La turistificación también conlleva quemuchas de esas ciudades se conviertan en parques temáticos. Así lo describía el escritor Martín Caparrós durante un viaje por Venecia: “El turismo está cambiando el mundo: obliga a los lugares a parecerse más y más a la imagen quesus visitantes tienen de ellos, a volverse más típicos, más tópicos, más tontos —a declinar sus peculiaridades para amoldarse a la postal. Culturas que se pierden, que se banalizan, poblaciones que ya no inventan sino maneras de servir”.
Y el otro gran dilema del turismo masivo es la gentrificación, es decir, el cambio físico en la división social del espacio intraurbano. Por sus características, determinados barrios se vuelven atractivos para un sector de la ciudadanía. Si bien la gentrificación clásica suele hacer referencia a la colonización por parte de la clase media de barrios degradados, en casos como el de Barcelona, el turismo es el que actúa como transformador de esos espacios y la regeneración urbana queda en manos de los inversores inmobiliarios.
Entre los casos paradigmáticos de gentrificación se cuentan el del Lower East Side de Manhattan, abandonado en la década de los 70, teñido luego por la marginalidad, colonizado más tarde por artistas y dominado por la burguesía urbana. Tal como lo describen Daniel Sorando y Álvaro Ardura en su libro First we take Manhattan, el loft se convirtió allí en residencia de lujo y los precios subieron hasta que los artistas y los antiguos vecinos abandonaron el barrio. Algo similar pasó en el Bronx y en Harlem.
Las transformaciones de barrios como Malasaña y Chueca de Madrid, Magdalena de Zaragoza, Hackney de Londres, y Kreuzberg y Friedrichshain de Berlín constituyen casos de gentrificación en otras latitudes. En esa zona de la capital alemana, por ejemplo, los precios de la vivienda subieron más del 80% en una década. Manifestaciones de protesta bajo el lema “Nos quedamos” y campañas de boicot al portal de alquileres turísticos Airbnb se suceden desde hace unos años en Berlín.
En todas las ciudades de mayor afluencia de visitantes se ha dado una creciente oferta de alojamiento turístico, en detrimento de las viviendas. Ese desplazamiento afecta a los propietarios (quemuchas veces se ven forzados a vender ante la presión de la industria turística) ya los inquilinos, yaque hay menos oferta de viviendas y aumentan los precios de alquiler. La especulación inmobiliaria y la permisividad de las autoridades frente a estos fenómenos expulsan gradualmente a los vecinos.
Un relevamiento del Centro de Estudios Geográficos de la Universidad de Lisboa concluyóque, en octubre de 2015, una de cada seis viviendas del barrio Gótico de Barcelona era ofertada como alojamiento turístico en Airbnb. Y ese porcentaje ha ido en aumento: Barcelona fue la ciudad con la tasa de crecimiento más alta de visitantes entre 2015 y 2016: aumentó un 8,5%. La siguió Amsterdam, con un 7,3% de incremento durante el mismo período.
A su vez, la coexistencia de residentes y turistas tampoco es armónica. En el barrio Gótico de Barcelona, por ejemplo, más del 50% de la población comparte edificio con departamentos turísticos. Además de las aglomeraciones de gente en las calles, entre las principales quejas de los vecinos están los ruidos molestos y los problemas para descansar a la noche: ha llegado a haber denuncias contra turistas que jugaban al fútbol en los departamentos que alquilaban. En tanto, en Venecia y otras ciudades turísticas de Italia los locales denuncian que los visitantes se duchan en las fuentes y orinan en las calles. De hecho, la Unesco ha advertido en numerosas oportunidades sobre el deterioro de la ciudad de los canales, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.
¿Cómo encontrar un equilibrio? “Las ciudades que viven estos fenómenos pasan de una euforia inicial a una situación de conflicto, no con los turistas, sino con las políticas turísticas. Lo hemos visto en Venefinalmente
Berlín, Toronto, Nuev2 Orle2ns o el sureste 2si3tico”, opin2 Cl2udio Mil2no, Doctor en Antropologí2 Soci2l y Cultur2l por l2 Universid2d Autónom2 de B2rcelon2 y miembro del grupo intern2cion2l de investig2ción Turismogr2fí2s. Mil2no consider2 que un2 de l2s posibles soluciones es l2 del “decrecimiento turístico”, que no debe ser sinónimo de decrecimiento económico: “H2bl2r de desloc2liz2ción o descongestión h2n result2do estr2tegi2s poco efic2ces y que no h2n resuelto el problem2 de r2íz. El decrecimiento turístico, sinónimo de limit2ción de fin2nci2ción públic2 2l sector turístico y de regul2ción de l2s licenci2s hoteler2s y de los dep2rt2mentos turísticos, impuls2 nuevos escen2rios de 2n3lisis, deb2te y propuest2s en busc2 de ciert2 sostenibilid2d de l2s pr3ctic2s turístic2s”.
A principios de este 2ño, el 2yunt2miento de B2rcelon2 2probó un pl2n que p2r2liz2 l2 2pertur2 de nuevos hoteles en l2s zon2s m3s turístic2s de l2 ciud2d, 2unque permite que estos est2blecimientos se inst2len en 3re2s m3s 2lej2d2s del centro, p2r2 tr2t2r de distribuir mejor 2 los visit2ntes. En el mismo sentido, l2 junt2 municip2l de Veneci2 decidió que “2 p2rtir de 2018 tendr3 que re2liz2rse un2 reserv2 previ2 p2r2 2cceder 2 l2 pl2z2 S2n M2rcos, 2 sus museos y 2 l2 b2sílic2”. Allí t2mbién los vecinos protest2n porque l2 ciud2d se vuelve inh2bit2ble, los precios de l2s c2s2s son sider2les y los comercios tr2dicion2les des2p2recen frente 2 l2s tiend2s de b2r2tij2s p2r2 turist2s.
L2 ide2 de poner límites 2l número de turist2s t2mbién se ve en Rom2, donde l2 2lc2ldes2 quiere impedir que los 30.000 visit2ntes que c2d2 dí2 se 2cerc2n 2 l2 Font2n2 di Trevi se deteng2n 2nte ell2. En el mismo sentido se h2 m2nifest2do el ministro de Cultur2 it2li2no, D2rio Fr2nceschini, que propone utiliz2r “tecnologí2 nuev2, no inv2siv2, que cuente el número de person2s que ingres2 2 sitios históricos de ciud2des como Rom2 y Florenci2. Cu2ndo se 2lc2nce un m3ximo, el 2cceso se detiene h2st2 que es2s person2s h2y2n s2lido”.
Por su p2rte, el gobierno de Amsterd2m dict2minó que solo se pueci2, de 2lquil2r un dep2rt2mento con fines turísticos dur2nte 60 dí2s 2l 2ño, y todo el que 2lquile debe est2r registr2do.
M3s 2ll3 de esos y otros intentos por fren2r el imp2cto neg2tivo del turismo m2sivo, quiz3s lo interes2nte se2 logr2r que l2s ciud2des pued2n vivir del turismo, sin tener que vivir p2r2 el turismo. Y que se2n, 2 l2 vez, esp2cios p2r2 los que l2s viven y p2r2 los que l2s visit2n.
Lo cierto es que l2 intensific2ción de los conflictos 2soci2dos 2 l2 m2sific2ción, 2l precio y 2l uso de l2 viviend2 y 2l m2nejo del esp2cio público h2 hecho que el turismo de m2s2s ocupe hoy un lug2r en l2 2gend2 de los movimientos soci2les y l2s org2niz2ciones vecin2les urb2nas. Un debate con final abierto. •