Rumbos

“Estar sin pareja no es estar sola”

Sonia Braga

- POR JAVIER FIRPO

En su paso por Buenos Aires, Sonia Braga deslumbró con su frescura y calidez. La brasileña, de 67 años, conserva el espíritu libre y atractivo de aquella sex-symbol que magnetizó al mundo con la inolvidabl­e Doña Flor y sus dos maridos. En esta nota, nos habla de sus amores con Caetano Veloso y Robert Redford, critica a Meryl Streep y a la industria de Hollywood, y cuenta que hoy vive feliz en Nueva York, sin hombres, mascotas ni plantas.

Ella reúne todo lo que cualquier entrevista­dor desea en un reportaje a una figura mundial del espectácul­o: amabilidad, picardía, revelacion­es, locuacidad y, especialme­nte, una actitud desestruct­urada, radicalmen­te opuesta a losmoldes acostumbra­dos. Por algo Sonia Braga es quien es. Su naturalida­d, sencillezy relax contagian. Con ella no existen las preguntas incómodas o desubicada­s, porque la artista de 67 años, con la sabiduría propia de una bella madurez, simplifica y desdramati­zatodo.

“¿Sabías que Caetano Veloso estuvo enamoradís­imo de mí? Tuvimos un romance hermosoy me escribió una canción que se llama 'Trem Das Cores'. La actriz, que arrastra fama de femme fatale desde Doña Flor ysus dos maridos (1976), abraza y besa con pasión el ejemplar 714 de Rumbos con la fina estampa de Caetano en la portada. “Es tan lindo este hombre –mira la tapa–, hoy tenemos una cálida relación de amistad con él y con su mujer Paula, que es muy amiga”.

Sonia Braga pasó unos días por Argentina como “madrina” del Festival Internacio­nal de Cine de los Países del Sur del Mundo, un rol figurativo, que deja a las claras su amor por el cine. Tan particular y paradójica, semejante mito brasileño vive hace años en el Lower East Side, en Manhattan. “Me gusta, estoy adaptada, disfruto el estilo de

vida de Nueva York, no de Estados Unidos –remarca– y, además, resido donde trabajo. Soy brasileña de alma, estoy conectada con mis amigos,escucho la música de mis mis amadosCaet­ano, Roberto Carlos, Maria Bethania..., pero Brasil no me da trabajo con frecuencia”, expresa sin ruborizars­e la actriz de El

beso de la mujer araña, Gabriela y la todavía fresca Aquarius, que marcó su regreso, después de veinte años, al cine de su país. “¿Sabés lo que extrañaba filmar en mi idioma?, dice con una complicida­d mayúscula. ¿Sentís que Aquarius te reabrió las puertas del cine brasileño? Por ahora no tengo nuevas propuestas en Brasil; espero que surja alguna y que me convoquen. Yo fui feliz de volver a rodar en mi país (Aquarius se filmó en Recife), haciendo una película y un personaje tan sentido, reveladory­tan brasileño (el de Clara, una maestra jubilada que no quiere abandonars­u viejo y amado departamen­to, pese a la propuesta tentadora de una empresa que quiere construir un complejo moderno). Aunque Clara no tiene nada que ver conmigo, me sentí plenamente identifica­da. ¿No tiene nada que ver con vos? Parecen tal para cual… Ella es académica, una maestra jubilada, que está viuda ytiene hijos. En cambio yo no estudié nada, no me casé y no tengo hijos. Pero todo lo que Clara realizaba y pensaba tenía sentido para mí. Estoy infinitame­nte agradecida al director Kleber Mendonça Filho, que me entregó en bandeja un personaje de colección.

Con su larga trenzaazab­ache que roza una silueta que todavía da qué hablar, Sonia parece una muchacha. Y todavía más cuando se desprende de suszapatos­yse acurruca en un sillón junto a un ventanal del porteño hotel Panamerica­no. Habiendo sido un referente sensual del cine mundial, ¿cómo te sentís con el paso del tiempo? Me siento una veinteañer­a… Peor, una adolescent­e, a veces creo que tengo una eterna inmadurez. ¿Será una manera de no aceptar la vejez? ¿Qué respondés? Yo creo que no ha y o tr a opción que aceptar el paso del tiempo. Me sorprende cómo colegas míos hacen todo para detener el tiempo, no se dan cuentan de que no hay nada mejor que vivir la vida y que el rostro y el cuerpo reflejen esa intensidad. Celebro cumplir años, festejé los 67 que cumplí hace poco… ¿Te sentís satisfecha y tenida en cuenta con el trabajo actual? Quisiera tener un mejorsueld­o y trabajar menos… [disfruta sufrase]. Es tan curiosa la relación que tenemos los actores con el arte. “El amor al arte” o “la plata no trae la felicidad” son puras mentiras. Sí que la trae. El tema es qué tipo de felicidad. ¿Qué t ipo? Una que a mí no me interesa, una felicidad material, una felicidad para tener una casa con piscina, autoy yate… No me interesaes­a felicidad. ¿Cuál te interesa? La del espíritu. Con Aquarius fui feliz. Quiero más de esos personajes. Aunque me sienta una adolescent­e, al cine lo conozco desde los catorce años… Me enamoréapr­imera vista, tuve un romance fogoso y hoytenemos una saludable relación. ¿Viviste alguna frustració­n en algún casting, o con algún personaje que desearas? Creo que era el año 1995 cuando hicimos una prueba con ClintEastw­ood para Los puentes de Madison. Éramos cuatro candidatas, por así decirlo. Estaban Lena Olin, Isabella Rossellini, MerylStree­p yyo. De de verdad,ver las me pruebasten­és que de creer,cada una, despuésyo sentía y deseaba que Isabella fuera la elegida, porque el personaje central, Francesca, eraitalian­a. ¿Qué t iene que ver? ¡Cómo! Así como no dejaría que Isabella encarnaraa Doña Flor, porque ese personaje erabrasile­ño, era mío, Isabella tenía que haber peleado por Francesca [ahora sonríe]… Cuando me enteré que Meryl había sido selecciona­da, me dolió mucho, empecé a tener una mirada amarga contra la industria. ¿Estás enojada con Meryl? No, para nada. No la conozco, aunque ella es una gran actriz ocurre que tiene cierto acomodo en la industria ytiene asegurada una nominación por año. Son los productore­s los que toman las decisiones, pero ella podría ser más generosa. ¿Viv ís sola en Nueva York? Solita, sin hombres, mascotas ni plantas. Soy un poco egoísta, lo sé, pero no tengo más preocupaci­ones que pensar en mí. Temo que se me mueran las plantasy no soportaría ver a un animal sufrir… ¿Cómo te llevás con la soledad? No me siento sola, estarsin pareja no es estarsola. Yo pregunto: ¿por qué se supone que un ser humano tenga que vivir de a dos? ¿Por qué está mal visto vivirsolo? ¿Tenés respuesta? No sé. Yo he vivido con novios pero hasta los años noventa, después con la llegada del nuevo milenio decidí no compartir más mi casa. Tuviste una relación con Robert Redford. ¿Qué recuerdos surgen? F ue u n romance inolv idable con u n hombre maravillos­o, un filántropo. Robert es la persona que de alguna manera me domesticó [r íe con ganas]. Él es unartista, una persona fina ysensible, muy hermoso… Creo que Robert, que fundó uno de los mejores festivales de cine del mundo (el Sundance, en Utah) me enseñó y me permit ió conocer otro Estados Unidos, el interior, el profundo. Y casi como un maestro me inculcó la sencillez y el amor por la naturaleza.•

"NO ME INTERESA LA FELICIDAD DE LO MATERIAL, SINO LA DEL ESPÍRITU."

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