Rumbos

Deborah De Corral “Ya no me interesa vender nada”

Fue la más rockera de las modelos top de los 90, y tuvo su pico de popularida­d como conductora de El rayo. Hoy tiene 42 años y hace rato que, alejada de las pasarelas, se convirtió en otra versión de sí misma. Una que escapa a los flashes, pero compone, c

- TEXTO JAVIER FIRPO FOTO PEDRO LÁZARO FERNÁNDEZ

Llega un poco demorada al encuentro con Rumbos. Una reunión tras otra le complicó la mañana a Deborah de Corral, quien a los 42 años mantiene su longilínea figura, que trepa a casi el metro ochenta, y su reconocida belleza. Es el mediodía, pero la intensa jornada necesita -aclara- de unas pitaditas que la distiendan. “No fumo mucho, lo justo y necesario para aflojarme”, puntualiza Deborah, que vive en Miami, pero viene a menudo a la Argentina, dos o tres meses, y no para un segundo de trabajar. “Es mi lugar de juego y acción. Para mí, laburar es jugar, y Buenos Aires es mi lugar de influencia”, remarca. Esta vez llegó para grabar capítulos de El mejor plan, un ciclo fresco, de turismo y gastronomí­a, que conduce por la pantalla de Discovery Home & Health y América. Se trata de una faceta que la también cantautora conoce bien luego de las experienci­as con esos parientes que fueron

Algo de mí (ElGourmet) y Fuegos terrenales (Telefé). “Me gustaría venir por más tiempo; siempre me quedo con gusto a poco, y con encuentros y ensayos pendientes. ¡Qué cosa esto de la falta de tiempo y cómo nos recargamos de obligacion­es! ¿Por qué tanto, che?”. ¿Por qué pensás? No sé. Quizá doy por sentado que en un mes puedo laburar y hacer sociales, pero termino enajenada, corriendo de aquí para allá. Pero

bueno... ¡soy así! Ahora estoy entusiasma­da con este programa. ¿Qué mejor que armar valijas, recorrer nuevos destinos y descubrir sabores y costumbres locales? ¿A quéapunta El mejor plan? A mostrar esas pequeñas cosas que tenemos en cada rincón de nuestro país: dónde encontramo­s una empanadita rica o tomamos un gran vino. No es un programa que propone un viaje imposible ni lujoso, sino goces que están al alcance. Estuvimos en Salta y Jujuy, en San Antonio de Areco y, en breve, estaremos en Mendoza. Siempre supimos de tus viajes vinculados a la moda, pero esuna sorpresa tu afición gourmet. Me fascina cocinar. Disfruto con un plato rebuscado o haciendo un huevo fritoo una milanesa con puré. Cuando viajo a pueblos o ciudades me parece un planazo probar sabores ajenos a mi hábitat. ¿Viene desde la niñez esecostado culinario? En casa no había una cultura sibarita. Pero algo se disparó en mí internamen­tecuando empecé a viajar como modelo, a los 16: compraba libros, especias y ollas intentando imitar lo que comía afuera. Ahora estoytermi­nando un libro de recetas mías que saldrá en 2018, pero no digo más por cábala. En tu rol de conductora, ¿cómo te preparás cuandovas a otraciudad? La producción periodísti­ca del programa me entrega un montón de informació­n que voy leyendo y me sirve de background. Igual, prefiero sorprender­me con el lugar. ¿Con las entrevista­s que hacés en el programa te sucede igual? Sí, tengo un mínimo conocimien­to de quién será el invitado, pero después me gusta apelar a lo espontáneo, no forzar la charla. Prefiero que el entrevista­do se suelte y me lleve por su entusiasmo, sus viajes espiritual­es y comidas inolvidabl­es sin encorsetar­lo con preguntas. ¿Cómo te calificás en tu rol de conductora? Me gusto, ¿sabés? Me sientoauté­ntica. Y me gustaque no se perciba en cámara el vértigo que hay alrededor. Me dicen "acción" y bajo mil decibeles. ¿Esuna virtud? Sí, la fui adquiriend­o con los años. Hace ya más de veinteque debuté con El rayo, mi gran escuela. ¿Por qué suponés que hay cada vezmás programas de turismo y comidas? ¿Se busca “vender”más placerfren­tea ladura realidad? La comida y los viajes son gustos naturales que tenemos todos. Y compartirl­os en un programa genera bienestar y alegría. La gente tiene cada vez menos ganas de ver noticieros y sumergirse en la cosa densa y dark. La realidad es jodida, pero todav ía hay escapatori­a para ser más light sin ser frívolo.

La música en la piel

Además de conducir y cocinar, Debora h se siente una cantante cada vez mássegura,aunquesinm­etas desmesurad­as. Acaba de lanzar Piel -su segundo disco, tras el buen debut con Nuncaounae­ternidad(2011)-,unálbum de once canciones de su autoría, más electropop que acústico, con el que quiere hablar de lo que para ella sucede en el mundo. ¿A qué se debe Piel, por quéese nombre? Porque es una palabra que tiene tantafuerz­a como vulnerabil­idad, la piel es algo tan resistente y delicado al mismo tiempo, lo que te separa yte une del mundo. Quería darle un nombre al disco quefuera sintético y potente y nocturno, pero que a la vez muestre mi exterior, a diferencia del primer álbumque era más introspect­ivo y diurno. ¿Cómo es tu vida musical en Miami,donde vivís? El indie-pop latino que yo hago no tiene lugar en Miami. Allá es puro latinaje yyo no soy latina, soy re europea. En Miami predomina la música caribeña y nosotros tenemos sangre más rockera. ¿Note seduce correrte un poco de tu estilo? No. Me gusta hacer lo que siento. Por eso tratobusca­r nichos ocultos en un mercado más pequeño, que me recibe con los brazos abiertos. No me interesa cambiar mi esencia para ingresar a los espacios de moda. Aparte, no sería natural: no tengo ese ritmo de salsa, bachata o reggaeton. Soy otro tipo de bicho.

Dotto, Miami y después

Déborah deja en claro quesu época de modelo-lolita, desde los quince años, fue una gran aventura; y aquel mix de rebeldía, precocidad y belleza resultaron la base de una trayectori­a que la mantiene vigente hasta hoy. Y recuerda a pares de su época como Dolores Trull, María Vázquez, Ursula Vargues, Natalia Graciano, Guillermin­a Valdés, Inés Rivero y Carolina Peleritti, “un tremendo minón”, aclara. “Me encanta lo que hace esta remozada Carolina, que estásúper metida con el folclore, lo interpreta de maravillas”, opina Deborah. ¿Te quedaron amigas de los tiempos como modelo? No muchas… Amiga, pero amiga, es Inés Rivero, quefue contemporá­nea mía, tenemos la misma edad y es vecina en Miami. ¿Y quedó alg ún vínculo con tu descubrido­r, Pancho Dotto? Pancho es un divino, somos re amigos, aunque ahora no nos vemos hace rato, pero siempre estamos en contacto por whatsapp… ¿Se leagradece a lgo? ¿¡Algo!? Todo, o casi todo. Pancho fuequien me inventó. Él es un caballero y sigue siendo amigo de todas sus “chicas importante­s”, ha-

“No quiero vender nada ni estresarme. ¡Por favor, que salgan otros a venderse!”

yan sido novias o no. Es una persona muy querida para todas. Deborah, ¿cómo es vivir en Miami? Pegajoso, caluroso, hermoso. Hoy lo elijo porque tengo mi novio allí. Puedo tener un estilo y nivel de vida muy bueno sin necesitar demasiado. Estoy rodeada de agua y verde, lo que hace que la gente viva más tranquila. Igual no puedo soslayar que está en Florida, uno de los estados más republican­os y racistas de los Estados Unidos. ¿Se respira ese aire “republican­o”? Yo estoy en Miami Beach, una burbuja en la que todos somos mesticos y está todo bien. Pero te corrés diec km para afuera y es "deliveranc­e" (cona liberada). ¿Te acordás de la película? Muy heavy. ¿Te llevás bien con el mestizaje latino? Es divertido, colorido y me adapté bien. Hay gente más cercana, pero como te decía, un poco más allá de esa linda postal te topás con mucho yanki frío, psicopatón y facho. Muchos norteameri­canos son racistas, caretas y andan calcados. ¿Lo sentís como tu hábitat? Sí, de a poco me fui haciendo amiga de ese lugar. Pero Estados Unidos es un destino raro para vivir, excepto por algunas “islas culturales” como Miami, Los Angeles o Nueva York, que son más cool, pero después, en cualquier otra ciudad, te hacen sentir que sos ciudadano de segunda categoría. ¿Cuál es tu norte en la música, hacia dónde apuntás? Hacia ningún lado. No busco actuar en un teatro o ser convocada a un festival; los eventos surgen solos. Lo único que me interesa es mantener la llama prendida. ¿Estás menos ambiciosa? Tengo menos hambre, sí. Tengo 42 años, ya la hice en su momento. Dicen que fui una “loca rebelde y aventurera”, pero yo no lo sentí así. La idea es poner menos el cuerpo. Es que lo hice siempre. Fui mi propia manager, prensera y vendedora, y eso agota. Ya no necesito ese estrés, ni me interesa vender nada. Vender, vender y vender, ¡por favor, basta! ¡Que salgan otros a venderse! ¿Cómo te cayeron los 42? Bien, sintiéndom­e la de siempre, la que nunca fue pendex porque desde chiquita se bancó sola. Fui grande siempre, pero a la vec sin edad. Quemaste etapas. Cuando tenía 15, me sentía de veintipico emocional y laboralmen­te; y a los 30 era una mujer con mucho mundo. Por eso, ahora elijo otra cosa, no una carrera demente hacia cualquier parte. No está mal, ojo, pero se lo dejo a otro que esté con más hambre y más juventud.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina