LOS LECTORES CONSULTAN
Juan, de Córdoba capital, tiene un naranjo de 20 años que en los últimos tiempos a desmejorado. Presenta algún problema en la corteza, que se tiñe de un color negruzco y se cae, por lo que se le han secado ya muchas ramas. Las hojas están cloróticas, y envía fotografías para ilustrar. Juan, por lo que veo en las fotografías, su planta posee una enfermedad denominada técnicamente como “Psorosis Ring Spot virus” y popularmente llamada “soriasis de los citrus”: la planta intenta aislar el virus exfoliando la corteza, pero con el tiempo muere, no tiene salida para un aficionado. Le recomiendo sacarla, ya que el que propaga el virus es el pulgón y se podrían contagiar otras plantas de la zona.
Ayelén Sciacca tiene una gardenia (llamada popularmente Jazmín del cabo) que cada vez está más amarilla. Adjunta fotografías y pregunta qué puede hacer para mejorarla. Ayelén, lo que tiene su planta es muy común en esa especie, se denomina clorosis férrica y está dada por el nivel de acidez desfavorable del suelo en ese lugar, que no permite que se disuelva el hierro (que da el colorido verde a las hojas). El proceso es largo y consiste en añadirle durante 3 o 4 años al suelo una o dos bolsas de hoja de pino molido y una cucharada sopera en 10 litros de agua de quelatos de hierro, que podrá conseguir en viveros.
Raquel, de Los Andes, Mendoza, tiene una planta de Spathiphyllum (llamada popularmente “cala de interior”) desde hace mucho tiempo, la riega bien, la fertiliza con humus de lombriz y a pesar de eso ha dejado de florecer.
Raquel, las plantas tienen dos posibilidades de reproducirse: una, con mucho gasto energético, floreciendo y dejando semillas; y la otra, más económica, con brotes laterales, es decir, generando hijos a su alrededor. Cada 3 años, en otoño, divida la planta en dos o tres; esto hará que las plantas hijas se vean forzadas a florecer, y la planta madre, al no haber completado su ciclo reproductivo, florecerá también nuevamente.