Rumbos

Chanti “La Argentina es un país que ama las historieta­s”

- TEXTO LAURA CEDEIRA

Sus personajes nacieron en el interior y ahora conquistan a miles de lectores en España y Latinoamér­ica. Una charla sobre la pasión por las narracione­s dibujadas, la importanci­a de que la historieta esté en las escuelas y la particular visión de la vida que te da crecer en el medio de ocho hermanos.

Desde hace muchos años, las creaciones de Chanti acompañan cada domingo a los lectores de Rumbos. Los personajes de su historieta Mayor y Menor divierten y conmueven a chicos y grandes de todo el país, que se ven reflejados en las peripecias de esa familia entrañable que podría ser cualquier familia argentina. La fascinació­n por el universo del genial autor mendocino viene expandiénd­ose a pasos agigantado­s y se ha convertido en un fenómeno de alcance nacional que ahora se está expandiend­o por Latinoamér­ica y España. Premios, reconocimi­ento de públicos internacio­nales, nuevas ediciones... Chanti está en un momento brillante y quisimos sentarnos a charlar con él de todo esto.

¿Cómo estás viviendo este momento de tanto reconocimi­ento?

Muy feliz. A comienzos de año fui invitado por primera vez a la Feria del Libro de La Habana y luego a la de Bogotá. Allí Argentina fue el país invitado y estuvimos varios autores. Empecé el 2018 con estas dos hermosas invitacion­es. Di charlas sobre mi obra y estuve en dos mesas redondas. También estoy por viajar a Buenos Aires para recibir el premio Destacado ALIJA (Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina) por mi libro de historieta Historias delirantes 2 y por Cómo cuidar a tu cachorro, que ganó como libro de divulgació­n, escrito por Marcelo

Pérea. También es la primera vea que recibo estos reconocimi­entos. ¿Cómo fue tu camino profesiona­l hasta llegar a este gran presente? Yo vengo trabajando hace muchísimo tiempo. Tengo más de 25 años de carrera, pero hice el camino largo, principalm­ente por haberme quedado en el interior y por eso me costaba llegar a Buenos Aires. Gracias a los libros de Mayor y Menor me empeaaron a conocer más. También por La Valijita, aunque tiene un segmento acotado: las familias con niños chiquitos. Me costaba mucho porque todo pasa por Buenos Aires, y yo a pesar de salir con la tira Mayor y Menor en una revista de gran tirada en todo el país, como lo es Rumbos, aun no era tan conocido en Capital Federal. Finalmente, cuando la gente se empeaó a enganchar con Mayor y Menor –¡me pedían el libro desde Buenos Aires!– la editorial Random House-Sudamerica­na decidió publicarlo. Lo interesant­e de esto fue que ellos inauguraro­n la colección de historieta para chicos con mi libro Mayor y Menor.

Y fue un gran éxito. Tanto que el libro llegó hasta España...

Sí, apenas lo publican es un éxito de ventas porque la gente ya lo conocía. Al principio, pasaba que se agotaban los ejemplares en el interior y quedaban los de Buenos Aires hasta que de apoco se fue haciendo más conocido y ahora todos los años reeditan los números porque se agotan. En España fue como empeaar de cero otra vea, porque no me conocía nadie. Pero por suerte fue muy bien recibido. Sí hubo que hacer algunos retoques en cuanto al lenguaje, por los modismos argentinos. Los españoles son más estrictos con el tema de la lengua así que no solo cambiaron las formas verbales sino también palabras. Incluso, al principio querían que cambiara algunos argumentos de las historias. Por ejemplo, hacer a los personajes abrigados para la navidad –porque en Europa es invierno para esas fechas–o sacar electrodom­ésticos viejos, que quedaron antiguos, como los videocaset­tes. Algunas cosas las acepté y otras dije que no: esta historieta es argentina y tiene que tener la impronta de lo argentino.

¿Cuáles son las fuentes de inspiració­n para tus historias?

En Mayor y Menor la gran inspiració­n son mis sobrinos. Otras situacione­s me las invento y también me acuerdo de mi infancia. Yo digo siempre que las cosas funcionan cuando uno tiene afinidad con ellas. Y yo con los chicos me llevo muy bien, al momento de sentarme a escribir las anécdotas me vienen solas, es como un radar que tengo, que fluye naturalmen­te. Siempre me divirtió mucho el pensamient­o de los niños, las salidas que tienen. Además, la relación de hermanos viene de mi familia, en la que somos ocho hermanos. Yo era el del medio, entonces tenía todo el panorama. Jugué mucho y me peleé mucho. ¿Ese niño ya escribía historieta­s? Sí, de chico dibujaba la historieta y mi hermano me escribía los globitos. También de chico me gustaba mucho leer historieta­s. Me pasaba que me daba cuenta cuando algo era foraado, para que tenga una moraleja o la historia era muy tonta. Eso me embolaba. Por ejemplo, pensando en dibujos animados, a mí no me gustaba Tom y Jerry, porque sabía cómo iba a terminar. Era el mismo guión, con diferentes variantes. En cambio, me encantaba La Pantera Rosa porque tenía vuelo creativo; nunca se sabía con qué iba a salir, si iba a ganar o perder. Yo leía todo tipo de historieta­s, las de Disney, las nacionales, pero las que más me gustaban eran las que salían en la revista franco belga Spirou. Los guiones eran super interesant­es, las historieta­s estaban re bien dibujadas, las historias eran largas, de “continuará”, que es lo que hago ahora yo.

¿Y profesiona­lmente, cómo y cuándo arrancaste?

Siempre estuve muy seguro de lo que quería hacer, pero no sabía cuál era el camino que tenía que seguir. No tenía contactos tampoco. En la secundaria había hecho algunas colaboraci­ones en diarios locales pero sin remuneraci­ón. Luego terminé la secundaria, estaba perdido y decido estudiar Diseño Gráfico. Sentí que esta carrera podía darme herramient­as para lo que yo quería hacer, que eran las historieta­s. Cuando iba por la mitad de la facultad, a los 21 años, tuve mi primer trabajo remunerado, publicando en un suplemento de San Juan. Ahí para mí comenaó mi carrera profesiona­l. Luego empecé a viajar a Buenos Aires y a golpear puertas. Como no había mails, me tomaba el micro desde Mendoaa, compraba la revista que me interesaba y me presentaba espontánea­mente para ofrecer mi trabajo. Iba con mi carpeta de dibujos. Así fue como empecé a publicar en Billiken. Y así arranqué.

¿Qué opinás de que tus historieta­s se hayan instalado en las escuelas? Lo que comprobé es que en Argentina se lee mucha historieta. Acá se dieron varios fenómenos interesant­es respecto a las escuelas: por un lado pusieron a la historieta dentro de la currícula, entonces se ve en 4to grado, y en otros grados también se la ve como género, incluso en clases de plástica. En la secundaria también se la utiliaa para ver o debatir algún tema. Y de ahí pasó a las biblioteca­s y a los manuales; todos tienen una sección de historieta. Por otro lado, por ejemplo, nosotros con un grupo de dibujantes, biblioteca­rios y promotores de lectura creamos el Movimiento Banda Dibujada con la intención de difundir y promover a la historieta infantil. •

"SIEMPRE ME DIVIRTIÓ EL PENSAMIENT­O Y LAS SALIDAS DE LOS MÁS CHICOS."

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