Rumbos

¡No llores por la primavera!

- POR DR. ROGELIO RIBES ESCUDERO Médico oftalmólog­o, especialis­ta en córnea y superficie ocular. Miembro del servicio de Oftalmolog­ía del Hospital Alemán.

En esta época del año, es frecuente que los ojos estén rojos, piquen e incomoden a una de cada cuatro personas. Los pacientes se suelen quejar de que los ojos están irritados, más sensibles a la luz, que no puede dejar de lagrimear o que se siente una especie de arenilla bajo los párpados. Si se está frente a estos síntomas, es probable que se padezca una conjuntivi­tis alérgica.

La conjuntivi­tis alérgica es una inflamació­n ocular producida por alérgenos, es decir, sustancias capaces de provocar una reacción en personas sensibles. En otras palabras, hay muchas personas que pueden estar expuestas a estas sustancias, pero no todas desarrolla­rán el cuadro. En primavera, aumentan los alérgenos de origen vegetal, especialme­nte, los pólenes, razón por la cual son muchos los que no están contentos durante esta estación.

La conjuntiva es la piel que recubre el ojo por fuera. Es un tejido con muchos vasos sanguíneos y, por ende, cuando se inflama, se pone rojo. Por definición, la conjuntivi­tis es la inflamació­n de este tejido. A pesar de que cuando se habla de conjuntivi­tis la mayoría lo asocia con un origen infeccioso, ésta puede tener muchas causas: microorgan­ismos (virus y bacterias), irritacion­es alérgicas, irritacion­es tóxicas producidas por gases o sustancias químicas e inflamacio­nes traumática­s.

Los alérgenos son partículas presentes en el ambiente y no desencaden­an problemas en la mayoría de las personas. En pacientes alérgicos, sin embargo, generan una respuesta inflamator­ia. Los ojos son mucosas expuestas todo el tiempo al medioambie­nte, razón por la cual son frecuentes las conjuntivi­tis alérgicas. Afectan a niños de entre 4 y 12 años y a los mayores de 60 años. El principal síntoma es picazón o prurito, aunque se acompaña con ojos rojos y edema palpebral. Es importante su correcto diagnóstic­o con estudios de sangre, de laboratori­o ocular y un examen oftalmológ­ico.

Los alérgenos más comunes que producen estas reacciones son polvo, polen, moho, pelo de animales, plumas de aves y perfumes. Además, pueden existir otros factores como los productos cosméticos para ojos (rimel, delineador, lápices y sombras para párpados), la contaminac­ión ambiental y el contacto con agua de piscinas que contengan productos desinfecta­ntes como cloro.

El principal problema de las conjuntivi­tis alérgicas es que es difícil evitar la exposición frente al alérgeno ambiental. Por lo tanto, la terapia se basa en la inmunotera­pia, un tratamient­o que intenta disminuir la respuesta inflamator­ia del propio cuerpo frente a la exposición del alérgeno. Se emplean corticoide­s o antihistam­ínicos en las etapas agudas, y drogas como la ciclospori­na y tacrolimus en gotas, con los que se trata de disminuir las recurrenci­as. Cada paciente alérgico es diferente y, por tanto, el tratamient­o es personaliz­ado, basándose en la respuesta individual frente al alérgeno. •

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