Esas luces brillantes
Nada mejor que un libro bellamente ilustrado para empezar a conocer el cosmos y la historia de nuestra relación con él.
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Le debemos la civilización a la creación del lenguaje , es cierto, pero también a las estrellas. Gracias a que pudimos encontrar patrones en sus movimientos, fuimos capaces de anticipar los tiempos de las plantas y crear la agricultura, un hito fundamental de la historia humana. Pero además, observando sus posiciones pudimos navegar el globo terráqueo y conectar a la humanidad dispersa en los distintos continentes. No importaba que tuviéramos una idea completamente errónea de la naturaleza de esas luces que brillaban en el cielo nocturno; el simple hecho de estudiar sus movimientos lo cambió todo. Este libro bellamente ilustrado por Kelsey Oseid ofrece un primer acercamiento al universo que se extiende sobre nuestras cabezas. Desde aquella época “en que concebíamos el cielo como una suerte de caparazón esférico hueco que rodeaba la Tierra”, hasta el momento actual, en donde sabemos que la Vía Láctea, que hace 100 años creíamos única, es solo una de las 200 mil millones de galaxias que existen. No quedan afuera las constelaciones, que son arbitrarias pero no por eso menos útiles a la hora de hacer un mapa del cielo; ni los planetas, cuyo nombre significa “estrella errante”, porque eso es lo único que se sabía de ellos, que eran “estrellas” que seguían una ruta propia, independiente del resto del firmamento; ni el Sol, esa bola de hidrógeno a la que le debemos absolutamente todo; ni, por supuesto, el espacio profundo, que contiene los misterios más grandes de todos. $ 649