EL VERDUGO DE NUESTRO FÚTBOL
EN 1995, UN FALLO A FAVOR DE UN IGNOTO BELGA LLAMADO JEAN-MARC BOSMAN INICIABA LA EMIGRACIÓN MASIVA DE JUGADORES ARGENTINOS. Y NUESTRO FUTBOL YA NUNCA VOLVIÓ A SER EL MISMO.
El belga Jean-Marc Bosman fue un futbolista bastante mediocre, por no decir abiertamente malo. Y sin embargo su marca en la historia del fútbol mundial va a ser mucho más indeleble que la de cracks como Romario, Riquelme, Xavi o el Burrito Ortega. No, claro, por los goles que marcó o los caños que metió (que no hizo mucho ni de lo uno ni de lo otro), sino por haber sido el propulsor de una ley que cambiaría para siempre la manera en que entendemos este deporte, sus sentidos de pertenencia y su sistema de jerarquías.
El 15 de diciembre de 1995, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea le daba la razón a este ignoto defensor del club Lieja en un litigio sobre limitaciones laborales, lo que de inmediato liberó a los clubes del Viejo Continente para contratar jugadores de cualquier país de Europa como si fueran locales. El efecto de la resolución fue que las plazas destinadas hasta entonces para extranjeros pudieron ser ocupadas mayormente por sudamericanos. Fue el detonador de una emigración masiva de talentos que afectó profundamente a nuestro fútbol y a su capacidad de competir globalmente de la manera que lo había hecho durante buena parte del siglo XX.
El caso Bosman coincidió, además, con la irrupción de la TV como articulador central del negocio del fútbol a partir de la expansión de las señales de cable en los 90. El fabuloso nuevo sistema de ingresos televisivos se concentró en las ligas europeas, que lograron globalizarse de manera espectacular por causa y efecto de su ampliada capacidad para fichar a los más grandes talentos del mundo. La sentencia que favoreció al reclamo
laboral de Jean-Marc Bosman abrió una brecha tremenda entre las posibilidades competitivas del Norte y el Sur del mundo y dañó profundamente la calidad de campeonatos como el argentino y el brasileño. Y las apabullantes estadísticas que prueban esta hipótesis están ahí para quien quiera verlas.
La nueva lucha de clases
Cuando faltan apenas días para que el campeón de la Libertadores tenga la chance (¿la tiene realmente?) de disputarle el Mundial de Clubes al todopoderoso Real Madrid, es bueno recordar que hasta 1996 –cuando la Ley Bosman entró en vigor– los equipos sudamericanos habían ganado 20 de las 34 Copas Intercontinentales disputadas desde 1960, frente a las 14 obtenidas por los europeos. Y desde entonces solamente hemos triunfado en 5 de 20 ediciones, con 15 victorias de los equipos del Viejo Continente. Un dato que no deja mucho espacio para las ambigüedades, ¿no?
Pero veamos otra estadística también muy significativa: en la temporada 1994/1995 militaban en la Liga española 14 jugadores argentinos (entre los que se contaban Redondo, el Cholo, Pizzi, Latorre y Pochettino), mientras que durante la temporada actual lo hacen casi 30, Messi entre ellos, lo que significa que la fuga de talentos criollos a España se duplicó gracias al bueno de Bosman. En la actualidad, se estima que hay unos 2.000 jugadores profesiocancha nales argentinos repartidos por el mundo, desde las grandes ligas a lugares insólitos como el Líbano, Kazajastán o Islandia. Juntos podrían llenar todos los equipos del futbol argentino de Primera División, B Nacional y B Metropolitana, con suplentes incluidos (y todavía sobrarían algunos).
“El caso Bosman tuvo lugar desde una lógica y una perspectiva de política económica más que deportiva”, reflexiona el prestigioso periodista deportivo Ezequiel Fernández Moores, columnista del diario La Nación y autor de libros como Breve Historia del Deporte Argentino. “La sentencia –que ocurrió en clave del proceso de consolidación de la Unión Europea– transformó al universo del fútbol según los mejores intereses del negocio y del control de los más poderosos de ese nuevo escenario. El espectáculo se hizo más global, pero también más desigual”. Para Fernández Moores no caben dudas de que en 1995 se produjo un quiebre y que nuestro fútbol quedó claramente del lado de los perdedores en el reparto del nuevo orden del fútbol global. “Si decimos que la sentencia Bosman acentuó la desigualdad entre las ligas europeas y las periféricas, entonces es imposible negar la evidencia de que Sudamérica se vio muy perjudicada. El Mundial de Clubes es un claro ejemplo de esa desigualdad. Recordemos a San Lorenzo jugando contra el Real Madrid, sin apenas poder cruzar la mitad de durante los 90 minutos, cuando 60 años atrás los ‘cuervos’ vencían a la selección española con resultados de tenis en dos partidos que salieron 7 a 5 y 6 a 1”.
Cuestión de distancias
¿Trajo prosperidad el dinero de la burbuja económica del futbol que comenzó a inflarse en los años 90? El sentido común empresarial debería responder afirmativamente. Pero no deberíamos estar tan seguros: una porción importante de los clubes del mundo -que no son los gigantes financiados por el injusto reparto de los derechos televisivos o por jeques árabes, rusos o chinosviven ahogados financieramente. Los ingresos se multiplicaron exponencialmente, pero los gastos se dispararon a igual ritmo, gracias a la avidez de la aristocracia futbolera (el Madrid, el Barcelona, Manchester City, PSG, Bayern Munich… ) que compra jugadores a precio de oro como si fueran figuritas, inflacionando todo el sistema a niveles récord cada año y ampliando la distancia con el resto.
Para competir con los grandes, los clubes medianos y pequeños están obligados a gastar más de lo que tienen con la casi siempre quimérica intención de retener a sus mejores jugadores. Y la realidad es que acaban convertidos en actores de reparto de competiciones en las que siempre ganan los mismos (el Bayern Munich ganó 8 de los últimos 10 torneos alemanes, España es virtualmente una dictadura del Barsa
y el madrid). Quizás lo único bueno de la situación periférica en la que ha quedado el campeonato argentino es una relativa igualdad de oportunidades motivada por la nivelación hacia abajo. como casi ningún equipo es capaz de retener demasiado tiempo a sus figuras (un par de buenos partidos son un ticket aéreo para europa), aquellos que miman sus semilleros y son capaces de sostener políticas deportivas de mediano plazo aún pueden aspirar a ser campeones, como han demostrado clubes “formativos” como vélez, lanús y newell´s, entre otros.
Y en la Selección también
El orden mundial futbolero que comenzó a delinearse a partir de mediados de los 90 también tuvo efecto sobre las selecciones sudamericanas, que desde entonces han sido campeonas del mundo una sola vez (brasil, en 2002), frente a cinco triunfos de selecciones europeas. con prácticamente todos su mejores jugadores y técnicos desperdigados por el mundo, a la argentina cada vez le cuesta más encontrar los modelos, las identidades y los tiempos imprescindibles para conformar equipos estables y competitivos. y algo de lo mismo tiene en crisis al fútbol brasileño. “a la selección le afecta que nuestros cracks se van cada vez más temprano, están cada vez más desarraigados”, se lamenta ezequiel fernández moores. “el problema en la argentina es que no existe ningún debate sobre cómo cortar la sangría. acá el objetivo de cualquier club es vender a un crack apenas se pueda y salvarse. no hay otro plan que ése”.
la superfinal de la libertadores entre boca y river (“el partido del siglo”, “el final del mundo”...) puso al fútbol nuestro de cada día delante de las audiencias globales de una forma que hace mucho no ocurría. la pregunta ahora es si este episodio histórico será la plataforma para un proceso de recuperación -espiritual y deportiva, con proyección internacional– del devaluado campeonato argentino, o si se tratará, nada más, que de otra oportunidad perdida.
Tras décadas de decadencia, de fuga masiva de TalenTos, violencia en las Tribunas, crisis económicas, esperpentos dirigenciales e histerias colectivas, el mundo del fútbol argentino está nuevamente ante su encrucijada fundamental. continúa asumiendo mansamente el lugar que le tocó en el reparto de la división internacional del fútbol, como mero exportador de materia prima. o se lanza a recuperar el legado de equipos legendarios como el racing del chango cárdenas, el estudiantes de zubeldía, el independiente de bochini, el river de alonso, el velez y el boca de bianchi... planteles plagados de artistas y guerreros que, en tiempos que nos parecen en blanco y negro, le mostraron al mundo la calidad, el orgullo y el amor por la camiseta de los clubes de fútbol de este país de los confines llamado argentina. •