La visión, según pasan los años
MICROSOFT ACABA DE PUBLICAR UN EXAUSTIVO INFORME SOBRE CÓMO FUE TELETRABAJAR EN LA ARGENTINA DURANTE 2020. Y DA PISTAS ACERCA DE LA FORMA EN QUE SEGUIRÁ CUANDO TERMINE LA PANDEMIA. LA PALABRA CLAVE ES “HÍBRIDO”.
Con el paso de los años, es habitual ir notando cambios, paulatinos o no tanto, en la capacidad visual. ¿Cuáles son y de qué manera pueden prevenirse o, bien, ser tratados o corregidos? Aquí les comparto los que se dan con mayor frecuencia.
Presbicia: es lo primero que solemos registrar como desgaste temprano de la visión y aparece con la edad, incluso en personas que nunca han tenido inconvenientes con los ojos. Se manifiesta como una dificultad para ver de cerca y arranca entre los cuarenta y cincuenta años. Es algo normal que se resuelve con anteojos o cirugía.
Cataratas: pueden expresarse a partir de los 65 años, cuando el cristalino de la mayoría de las personas va perdiendo sy transparencia. Esto genera diversas alteraciones visuales, tales como encandilamiento en situaciones que antes no nos molestaban, o bien, disminución en la percepción de brillos, contrastes y características de los colores. La cirugía consiste en reemplazar el cristalino gastado por una lente intraocular.
Alteraciones del endotelio corneal: la córnea, que es como el parabrisas del ojo, tiene una capa de células en su interior, que se llaman endoteliales y regulan la cantidad de líquido que contiene y, de esa forma, su transparencia. Si pierde transparencia, se altera la visión.
Alteraciones de la superficie ocular: sequedad ocular
Así como se altera la hidratación de la piel, los ojos también sufren un proceso de sequedad, que se acentuará con la edad. Se denomina sindrome de ojo seco, es más frecuente en mujeres, aunque los hombres también lo podrán padecer, sobre todo, luego de los 75-80 años.
Gerontoxon: otro signo de envejecimiento que se puede observar en la córnea es la aparición de un anillo grisáceo. Este es un proceso benigno, degenerativo, llamado gerontoxon. No grave, rara vez dará síntomas o requerirá tratamiento, salvo gotas lubricantes.
Alteraciones palpebrales: los párpados son estructuras que protegen los ojos. Se mueven todo el tiempo como si fueran limpiaparabrisas y, con los años, es normal que puedan aparecer cambios. Por ejemplo, cuando existe una excesiva laxitud o cuando ocurre lo contrario.
Problemas de retina: la retina transforma la luz del sol en electricidad. Este trabajo se hace a lo largo de la vida, pero hay una zona muy especializada para tener alta definición visual, denominada mácula. Con tanta actividad, se puede desgastar y aparecer degeneración macular asociada con la edad. Es más frecuente en personas de 70 a 80 años.
Problemas del nervio óptico: el nervio óptico está más expuesto a padecer glaucoma, cuyo principal factor de riesgo es la hipertensión ocular. Esta se produce por una alteración en el drenaje del líquido que rellena el globo ocular. La presión intraocular excesiva afectará las fibras del nervio óptico, lo cual se expresa con la alteración de la visión periférica.
Flóculos vítreos: el interior del fondo del ojo está relleno con una estructura gelatinosa, que es transparente al nacer, pero se va degenerando con la edad y puede originar la aparición de “flóculos vítreos”, partículas que hacen “sombra” en la retina. Se notan como manchas o bichitos que se mueven, peronosonimportantes, norequierentratamiento y, generalmente, no afectan la capacidad visual. •
En marzo del año pasado, después de que el COVID-19 sea declarado pandemia, muchos países tomaron la decisión de comenzar con una cuarentena estricta y Argentina no fue la excepción. Así es como gran parte de los trabajadores dejaron las oficinas y empezaron con el teletrabajo, el cual sigue vigente hasta el día de hoy en muchas empresas. La universidad de San Andrés junto a Microsoft Argentina acaba de hacer público un estudio exclusivo acerca de esta nueva forma de trabajo, en el que se analizaron los cambios que el trabajo remoto produce en el bienestar y en la salud de las personas, y se identificaron los comportamientos de las diferentes generaciones. Y las conclusiones son muy interesantes.
Uno de los resultados que arrojó la primera parte del estudio fue una sopresa: la mayor parte de la gente trabaja más desde casa que en las oficinas. El 75% de los encuestados dijo que dedica más horas a sus labores que antes mientras que el 56% dijo sentirse más productivo. El 48% cree que la calidad de vida laboral es peor de esta forma, sin embargo el 70% dijo estar cómodo trabajando de esta manera.
Daniela Aritto tiene 30 años, es diseñadora gráfica y trabaja en una agencia de publicidad. En cuanto a la división de la vida personal y el trabajo en su caso comentó que hubo momentos en los que por ejemplo seguía recibiendo whatsapps de su equipo fuera del horario laboral y se hacía muy difícil cerrar la jornada. El solo hecho de estar en casa todo el tiempo, y eso de algún modo significaba también tener la “oficina” disponible todo el tiempo, es algo que le generó mucho estrés. Esto pasó un tiempo hasta que entre sus compañeros de trabajo se habló y se dejó en claro que todo lo que no se llegara a hacer en el día quedaría para el próximo.
En este sentido, Silvina Uviz D’Agostino, Directora de Recursos Humanos de Microsoft, explicó que la mayor preocupación que se está teniendo en cuanto a los empleados y el teletrabajo es el “Burn Out” y no la productividad de los mismos ya que en el estudio quedó demostrado que los empleados son igual o más productivos que antes. El Burn Out (“quemarse”, en inglés) sucede cuando los empleados luego de meses de estar compartiendo trabajo y vida cotidiana en el mismo lugar y de no saber como hacer para separarlos, se estresan y colapsan. El estudio demostró que quienes más tienden a sufrir este colapso son quienes viven en pareja y/o con hijos.
Daniela contó que desde la agencia le dieron una computadora con un monitor gigante que le ocupó toda la mesa donde solía comer. Esto la llevó a adaptar su departamento de 2 ambientes para que funcione también como oficina. “Al principio fue medio incomodo porque todo lo que hacía , trabajo y ocio, pasaba en el mismo lugar, aparte de que convivo con mi novio que está en la misma situación. Tenemos 2 oficinas en casa con 2 trabajos diferentes” explicó.
D’Agostino dijo que para resolver estas situaciones donde la gente se siente “exhausta y quemada” es necesario generar espacios de desconexión y esto es parte de la responsabilidad con la que cargan los equipos de recursos humanos y los líderes. Explicó que para evitar el “Burn Out” sin que la productividad baje, hay algo absolutamente trascendental que es el soporte de los líderes dentro de la organización.
Los jefes/as líderes deben ayudar a transitar esta situaciones, de manera empática, comprendiendo a los empleados y las situaciones familiares por las que pueden estar pasando. Es necesario que entiendan en el contexto que estamos para que así se pueda llevar adelante una modalidad totalmente distinta de trabajo, evitar el estrés y fortalecer los vínculos entre los empleados.
Cosas que se ganan (y que se pierden)
Valentina García Dillon tiene 21 años y trabaja en dos medios de comunicación cuatro horas en cada uno. En su caso no convive ni en pareja ni con hijos, pero sí con su familia. Contó que situaciones cotidianas como los ruidos de la casa, o su hermano más chico queriendo llamar la atención, son factores que desconcentran y afectan a la productividad del trabajo que realiza. Comentó que a ella ver que su jefe está en la misma situación le sirve como un apoyo para no frustrarse tanto o no sentirse avergonzada por estas situaciones con las que hoy en día todos estamos conviviendo.
El estudio dice que uno de los factores que contribuyen al sentimiento de que el trabajo no se corta nunca, es que falta el momento de transportarse al trabajo y volver de él. En este momento muchas personas lo usan para relajarse, leer un libro o escuchar música. Mientras que Daniela cuenta que ella reemplaza este momento saliendo a caminar luego de la jornada, Valentina explica que para ella era una pérdida de tiempo el viaje en transporte, ya que de esta forma gana alrededor de una hora de sueño a la mañana y una de ocio por la tarde.
Por otro lado está el espacio, que para el equipo de recursos humanos es fundamental, de desconexión como lo son el horario del almuerzo y que los empleados puedan estar con su familia después de las seis de la tarde. Definitivamente uno de los desafíos a los que se enfrenta el personal de recursos humanos es a lograr que los empleados tengan una agenda que les permita balancear la vida personal con la profesional lo cual es difícil ya que en esta situación uno está con el teléfono permanentemente a cuestas.