Desprenderse para ponerlo todo en común una vez al año
Marcelo Diz está casado, tiene tres hijos y es miembro activo del Movimiento de la Palabra de Dios.
Hace 11 años que, una vez al año, el Movimiento realiza una jornada de venta a precios bajos de todo tipo de objetos y hasta servicios que donan las cerca de 220 personas que pertenecen al Movimiento, más los que quieran sumarse.
Hasta ahí, la jornada sería similar a las tantas que hay de comercio justo, trueque o ferias del estilo.
“Nosotros invitamos a modificar la mentalidad y los criterios, porque uno ha conocido o ha tenido una experiencia de Dios y eso nos permite trascender y despegarnos de lo material”, cuenta Marcelo Diz.
En las comunidades, distribuyen unas planillas en las que invitan a registrar los objetos que uno posee y no utiliza, dónde están esos bienes, qué pide el Señor que haga con ese bien y qué está dispuesto a hacer cada uno, temática sobre la que hacen profundas reflexiones.
“Hay una dimensión antropológica, porque aun sin fe o sin creer en Dios, se ve que hay un criterio humano diferente”, asegura y agrega que “es la experiencia de poder descubrir al otro como alguien semejante a mí y que lo importante no es tener, sino compartir con el otro lo que tengo, ponerlo en común”.
La jornada –a la que asisten más de 300 personas– se hace todos los años a fines de octubre, siempre en el Colegio San José, del Centro de la ciudad.
Lo que no se vendió ese día se ubica en un merendero, en un centro de salud y en dos parroquias.
Se puede colaborar todo el año. Para ello, hay que escribir al mail mafadiz@yahoo.com.ar Siempre la misma cantidad El lema es “entra uno, sale uno”, por eso se apuesta por comprar prendas de calidad, que resistan muchos lavados.
“Los dramas del qué me pongo se terminan, tienen un armario con pocas cosas, que combinan entre sí, entonces se acaba ese estrés a la hora de vestirse”, relata.
Valentina subraya que el placar es algo perfectamente abordable, “es un rincón perfectamente viable de conquistar”.
“Pero una vez que has hecho esto, sacás todo de tu escritorio para revisar, y después te vas a la cocina y hacés lo mismo, y vas descubriendo tu casa poco a poco”, se entusiasma.