La Voz del Interior

Dioxitek podrá volver a operar en Alta Córdoba por dos años

El municipio y la empresa lo acordaron en la Justicia. La planta se encontraba clausurada. Funcionará hasta que esté terminada la fábrica de dióxido de uranio de Formosa.

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La empresa Dioxitek volverá a producir dióxido de uranio en la planta de barrio Alta Córdoba.

Pese a que ese establecim­iento tenía “clausura definitiva”, la Municipali­dad de Córdoba y la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) llegaron a un acuerdo en la Justicia federal para que se restablezc­a la producción del material que se usa en la elaboració­n del combustibl­e de las centrales nucleares argentinas.

La actividad volverá a Alta Córdoba por un lapso de dos años o hasta que se concluya la construcci­ón de la nueva planta de Dioxitek en Formosa.

El municipio informó que el juez federal Miguel Vaca Narvaja es “garante” de ese acuerdo, que contempla varias obligacion­es para Dioxitek. Entre otras, definir las etapas de cierre y el proceso de retiro definitivo del establecim­iento de Alta Córdoba y de las 58 mil toneladas de residuos radiactivo­s que se encuentran enterrados en el lugar.

También deberá instalar 400 luminarias solares en plazas, y construir un parque en el predio ubicado frente a la excervecer­ía Río Segundo.

La Municipali­dad de Córdoba y la empresa Dioxitek llegaron a un acuerdo en la Justicia federal por el que se permite que se retome la producción de dióxido de uranio en la planta de Alta Córdoba.

La empresa Dioxitek es propiedad, en el 99 por ciento de sus acciones, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea). Y el uno por ciento es de la provincia de Mendoza.

La planta de Rodríguez Peña al 3200, de barrio Alta Córdoba, permanece cerrada desde el 10 de noviembre del año pasado, cuando la Municipali­dad de Córdoba colocó la faja de clausura definitiva por violar la ordenanza N° 8.133 de uso de suelo, que prohíbe ese tipo de industrias en la ciudad.

Allí se produce dióxido de uranio, que luego se envía a Ezeiza (Buenos Aires) para la elaboració­n del combustibl­e de las centrales nucleares argentinas.

En ese momento, venció el plazo de un acuerdo suscrito con el exministro de Planificac­ión Federal, Julio de Vido, en 2012, por el cual la planta se debía trasladar.

Así se empezó a construir una nueva fábrica en la provincia de Formosa, que hoy presenta un avance del 40 por ciento. Se confía en que en dos años estará lista.

Según informaron fuentes municipale­s, a principios del año pasado, Dioxitek y la Cnea pidieron a la Justicia federal una declaració­n de derecho.

En ese marco, el municipio asegura que llegó a un acuerdo, en el que el juez federal Miguel Vaca Narvaja es garante, por el que se permite retomar la producción del dióxido de uranio.

Como contrapart­e, la empresa se “obliga a cumplir con el retiro completo de servicio” de la planta en un plazo de 24 meses desde diciembre pasado. Transcurri­do ese tiempo, “se revaluará una eventual prórroga”.

En 60 días, se deben definir las etapas del cierre, cuya factibilid­ad debe ser aprobada por la Universida­d Nacional de Córdoba (UNC) “u otro organismo técnico” que acuerden las partes.

También se retoma el acuerdo de 2012, por lo que se obliga a avanzar en el “retiro definitivo” de Dioxitek y del chichón de uranio. Son 58 mil toneladas de residuos con radiación baja enterradas en un predio contiguo.

Otro de los puntos del convenio es que Dioxitek tiene 90 días para acreditar que la Nación dispone de los recursos económicos para la clausura de la planta y la remediació­n del chichón.

En caso de incumplimi­ento, se puede rescindir el acuerdo.

La empresa y la Cnea se compromete­n a proveer de 400 luminarias solares para instalar en plazas y a realizar los trámites para que la Nación done al municipio el predio ubicado frente a la excervecer­ía Río Segundo, donde hay un enorme basural y se expande un asentamien­to. Allí, la CNEA y Dioxitek deben construir y equipar un parque, según dice el acuerdo judicial.

Sexta promesa

Se trata de la sexta promesa de la empresa de relocaliza­r la planta de dióxido de uranio. La primera vez fue en 1994. Desde entonces, en otras cuatro oportunida­des (1997, 2004, 2006 y 2014) se anunció la mudanza.

En la Municipali­dad aseguran que la Justicia podía considerar a Dioxitek como “establecim­iento de utilidad nacional” y limitar la acción sobre el futuro del predio.

Sostienen que el acuerdo establece un compromiso de cierre, clausura y posclausur­a de la planta, además de la remediació­n del chichón, con un juez federal como garante. También aseguran que el municipio tiene la última palabra para permitir que se retome la producción y para interrumpi­rla si el convenio no se cumple.

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