La Voz del Interior

Piedras Moras sorprende

Sobre el dique, enormes playas y una movida nocturna que crece. Hay paradores y oferta gastronómi­ca.

- Mariela Martínez Correspons­alía

A los pArAdores concurre en especiAl gente de lA zonA. pero cAdA vez llegA más gente AtrAídA por lA propuestA sin horArios.

ALMAFUERTE. Cae el atardecer. El brillo dorado que deja el sol enrojecido se confunde con el lago y con la playa de arena abrazada por palmeras. Es el lago Piedras Moras, de Almafuerte, sobre la ruta nacional 36, a 100 kilómetros de Córdoba.

Es uno de los espejos de agua más cristalino­s de la provincia. No se permiten embarcacio­nes de motor. La tranquilid­ad se impone.

La movida nocturna es la particular­idad que lo diferencia de otros sitios de la zona. No es sólo playa y sol, sino que los siete paradores –desde donde también se observa el lago– ofrecen hasta la madrugada una amplia oferta de gastronomí­a y música en vivo.

Por la noche se congregan unas mil personas. La bebida que más se consume es la cerveza. Para los más jóvenes, es el sitio elegido para hacer la previa antes de ir al boliche.

Almafuerte tiene una capacidad para 500 plazas entre hoteles y cabañas. Aunque la mayoría de los visitantes es de la zona. En Turismo aseguraron que por fin de semana ingresan unas 10 mil personas. En la recorrida que realizó La

Voz se encuentran algunos turistas de otras provincias. Como Santiago Correa (18), que viene de Colorado, Formosa. Contó que llegó “con amigos por una semana, porque es un lugar tranquilo, que está espectacul­ar de día y bárbaro a la noche”. Confió que se enteró del Piedras Moras “porque en Almafuerte vive el padre de un amigo”.

A pasos del lago, en un parador, Mariano Leiva (50) toma una cerveza. Es de nacionalid­ad paraguaya, pero vive con su familia en Guernica, Buenos Aires. Dice que está trabajando en una obra en Río Tercero y que le encanta el lugar porque “no hay borrachera y es muy tranquilo”. “En Paraguay tenemos lugares espectacul­ares, pero como este, no. A lo mejor la gente de la zona no aprecia este lugar, que me encantaría disfrutar con mi familia”, opina.

Lili Zarat (47), de San Isidro, Buenos Aires, visita por primera vez este lago. Está alojada en Córdoba capital y recorre distintos lugares, entre ellos Piedras Moras. Sentada en uno de los paradores, dijo que “es un lugar hermoso, muy cuidado, donde se ocupan de las tareas de reciclado de basura, con playas muy limpias”. Acota que es un lugar ideal para la familia: “Mis hijos están fascinados con la seguridad, tranquilid­ad y libertad”.

Gasoleros

Muchos de los presentes en la playa, de día y de noche, van acompañado­s por sus conservado­ras con bebidas. Tratan de com-

Recién dejé todo y me fui a bañaR, ¡imaginate si hago eso en maR del Plata! esto es un PaRaíso, no lo conocía. Osvaldo Llorden, de José León Suárez, Buenos Aires

prar lo menos posible.

La postal de gente tomando mate a la vera del lago se impone desde la tarde hasta la madrugada. A los paradores concurre sobre todo gente de la zona. Adriana Farrando (45) es de Río Tercero. Conoce el lugar y va frecuentem­ente con su familia y amigos.

Dereck Caballero (7), de Buenos Aires, el pequeño turista, también quiso contar a este diario que “el lago está fenomenal”.

En otro parador, Osvaldo Llorden (63), de José León Suárez, Buenos Aires, trabaja en la zona y disfruta de la noche: “Recién me fui a bañar, ¡imaginate si hago eso en Mar del Plata! Esto es un paraíso, no lo conocía”, comentó.

El reloj marca algo más de las 5 de la madrugada. De a poco comienzan a dejar el lago. La movida continuará más tarde.

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(LA Voz) Magia. La postal de gente tomando mate a la vera del lago se impone desde la tarde hasta la madrugada. Aunque anochezca, nadie se mueve del lugar.
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(LA VOZ) De día y de noche. Los paradores de Piedras Moras ofrecen arena, buena atención y el dique a pocos pasos. De noche, la movida aumenta y se despliegan las propuestas gastronómi­cas.

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