Lecciones de Dakar
La carrera entra en su tramo final con algunos cuestionamientos. En el medio, hay historias como la del argentino Duplessis y la del portugués Rodrigues.
Helder Rodrigues es un viejo. Sí, y no es peyorativo. Un portugués, de 38 años, que ha dejado un cuarto de vida en esto del rally raid. ¿Por qué? Porque corrió el Dakar cuando era el verdadero Dakar, en África, pero también porque se atrevió a subirse a su moto, nueve años atrás, y seguir persiguiendo su sueño en tierras sudamericanas. ¿El sueño? Ganar el Dakar. Rodrigues lo ha intentado una y otra vez. Coincidamos, entonces, en que estamos hablando de un veterano.
El argentino Diego Martín Duplessis, aún con la medalla de haber completado una edición, sigue siendo un chico que, por ejemplo, accede de manera inocente al acoso de un fanático que lo espera para charlar, contarle de su vida y presionarlo por una foto, después de haber estado 12 horas arriba de la moto. Algo que los experimentados logran evitar.
Son dos de los varios estereotipos que podemos encontrar en este Dakar. El segundo, una consecuencia del primero. Una tran- sición que se acelera cuando hay contacto entre ambas partes.
Ayer, antes de salir de Salta rumbo a Chilecito (en enlace), donde la competencia fue neutralizada para seguir hoy con el tramo cronometrado entre la ciudad riojana y San Juan, Duplessis contó de su mala experiencia durante la etapa ocho, la última corrida “en serio” hasta ahora, para luego recordar “el” momento. “Había sido un mal día para mí, perdí varios minutos porque rompí la rueda trasera, pero por suerte me topé con Helder Rodrigues, que me dio un consejo”, empezó su relato el motociclista nacional. “Al estar entre los de arriba, uno se cruza con varios pilotos top, y muchos me dijeron que no iba a llegar a Salta. Pero él paró, vio mi moto y me remarcó que sí podría hacerlo. Me advirtió que si superaba los 100 km/h se terminaría el Dakar para mí, pero que de no pasar esa velocidad podría estar tranquilo”, rememoró el número 34, que corre con una KTM.
Pequeña –gran– experiencia que ha acumulado el argentino, que marcha 14° en la general, a tiro (a 7m exactos) de Michael Metge. “Mi objetivo es luchar por estar entre los 15. Hoy estoy amargado y esta etapa (por la cancelada de ayer) pudo haber sido una buena ocasión para remontar, pero bueno, aún quedan tres más”, enfatizó, antes de coordinar un encuentro con su familia, que lo sigue a lo largo de la carrera.
Será un Dakar de lecciones. Para apuntar, por caso, lo que hasta el momento el 2017 le ha dejado a Marc Coma. Es que lo que el director de la carrera supuso como la edición más compleja en Sudamérica se ha convertido en el Dakar de los cambios permanentes. Dos etapas canceladas, otras tres recortadas y la incertidumbre constante son un llamado de atención. Ayer no hubo carrera, pero las dudas volvieron a instalarse. Es que algunos vehículos de carrera y de logística aún estaban en camino a Chilecito entrada la noche. Barrera Bort cargó contra la organización porque “recortar o anular es lo más fácil… se fue la etapa reina, con más navegación”. Es cierto que la mayoría, o todos, coinciden en lo importante que es mantener la seguridad. Pero, a esta altura, no son pocos los que piden mayores consideraciones a la hora de tomar decisiones.
La carrera ingresará hoy en su recta final: Chilecito-San Juan tiene programados 449 km de velocidad (751 en total). Todo, claro, sujeto a cambios. Será el prólogo del acceso mañana a Córdoba, donde tendría que definirse la carrera. No es tiempo de balances, pero ya hay algunas conclusiones.