¿Por qué se paga cada vez más por los jugadores de fútbol?
Ya superada la barrera de los 100 millones de dólares por una transferencia, el fútbol está en un crecimiento que no tiene techo. Ahora, China salió a competir en el mercado y amenaza con redoblar las apuestas en un ámbito de cifras siempre en alza.
El techo parecía puesto y sin chances de levantarlo. El Barcelona acababa de anunciar la contratación de Johan Cruyff, megaestrella del Ajax holandés, en dos millones de dólares, una cifra que no sólo asombraba: para algunos hasta resultaba obscena.
Corría agosto de 1973 y la noticia había revolucionado el mer- cado mundial. ¿Qué jugador sería capaz de levantar la apuesta? Parecía imposible.
Sin embargo, aquel pase millonario del mítico futbolista holandés fue apenas el punto de partida de una carrera que nunca supo de pausas. Sólo tres años más tarde, en 1976, Vicenza de Italia le pagó a Juventus casi el doble por un prometedor juvenil: Paolo Rossi.
Los millones de billetes en el fútbol se multiplican año a año y, si faltaba algo, es la incorporación del gigante chino, capaz de contratar a Carlos Tevez y a cualquier figura mundial.
Y la curva ascendente amaga con seguir disparándose al infinito. Esta semana la Juventus aseguró que para desprenderse del cordobés Paulo Dybala –lo pretende el Real Madrid–, el oferente debería pensar un monto similar o mayor al de los 108 millones de dólares que le pagó el Manchester United por Paul Pogba.
Entre los futbolistas ya retirados existe un lamento generalizado cada vez que se conoce el costo
de una transferencia. “Nacimos en una época equivocada. ¿Cuánto valdríamos hoy?”, suelen decir, con resignación, jugadores de trayectorias envidiables y reconocidas cualidades, pero escasas fortunas.
Cifras que asustan
Jugar en Europa, México, Japón, Emiratos Árabes Unidos o China asegura el futuro de cualquier futbolista. Y si su nombre figura en la Play Station, es bastante probable que, además, “salve” a un par de generaciones de herederos. Pero no siempre fue así.
Los ocho millones que en 1982 el Barcelona le pagó a Argentinos Juniors por Diego Maradona son hoy una cifra menor que no impacta en el mercado. Por caso, Lazio le puso al Parma por el pase de Hernán Crespo una cifra seis veces más alta (45 millones).
En un listado elaborado por la BBC de Inglaterra con la evolución de los récords de transferencias, el fútbol argentino “rompió el molde” por primera vez en 1932, cuando River contrató a Bernabé Ferreira, de Tigre, en ¡27.976 dólares!, un monto que les valió a los de Núñez el mote de “millonarios”. En valores nominales, sin actualización, Mario Kempes estableció en 1976 el pago más alto por un futbolista nacional: los 600 mil dólares que le desembolsó el Valencia de España a Rosario Central. Cuatro años antes, en agosto de 1972, el fútbol cordobés se había conmovido con los 55 millones de pesos nacionales (42 mil dólares) que el Barcelona le pagó a Belgrano por Bernardo Patricio Cos. Una fortuna.
Ahora, China salió a la cancha y los contratos siguen disparando los números al cielo. Por eso, en Boca no pudieron hacer la mínima gestión por intentar retener a su ídolo, Carlos Tevez, a quien el Shanghai Shenhua le abonará un contrato similar al que percibe Lionel Messi en Barcelona. En la historia del fútbol mundial, el negocio relacionado con la actividad sólo fue en ascenso y con crecimientos vertiginosos que no tuvieron freno, ni siquiera, ante crisis económicas, conflictos bélicos o actos de corrupción.
Con un mercado que se expande cada vez más y que genera una competencia paralela a la deportiva, la pelota sigue rodando al son de una interminable danza de billetes.