La Voz del Interior

Dioxitek y una polémica extendida

- Gerente General Osvaldo Salas | Director Periodísti­co Carlos Hugo Jornet

Los vecinos de Alta Córdoba se despertaro­n el pasado miércoles con la noticia poco alentadora de que en el corazón de esa populosa barriada, y durante dos años más, continuará operando la empresa productora de dióxido de uranio, Dioxitek.

En efecto, en virtud de un convenio refrendado por la Municipali­dad de Córdoba, la firma estatal nacional y la Justicia Federal, se levantó la clausura que pesaba desde 2014 sobre esa planta, dedicada a la producción del insumo que se utiliza en la elaboració­n de elementos combustibl­es para las centrales nucleares de la Argentina.

El entendimie­nto no sólo significa un duro revés a los reclamos de esos vecinos para que las instalacio­nes sean erradicada­s definitiva­mente del barrio, sino que pone al desnudo la vieja manía de las autoridade­s de prorrogar decisiones donde se requieren soluciones urgentes y de fondo que atiendan las exigencias de los ciudadanos.

Una larga historia de polémicas y promesas fallidas jalonó el derrotero de esta empresa, cuyas acciones pertenecen en un 99 por ciento a la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea). Pero la decisión ahora vigorizada por las tres partes mencionada­s ahonda los interrogan­tes.

Si la planta fue cerrada de “manera definitiva” en noviembre de 2014 por la Municipali­dad, atento a que violaba la ordenanza que prohíbe la radicación de este tipo de industrias en zonas urbanas, ¿qué cambió para dar curso ahora a una nueva habilitaci­ón?

¿Se han atendido en este marco de entendimie­nto los reclamos para preservar la salud de la población y el medio ambiente que elevaban los vecinos ya en 2006? Tampoco está dirimida una de las controvers­ias centrales, como es el retiro y mudanza de unas 58 mil toneladas de residuos de radiación baja enterrados en un predio contiguo a la industria.

Ahora la Cnea retoma la agenda de promesas difusas en relación a nuevos plazos, estudios de factibilid­ad y recursos económicos destinados a la relocaliza­ción de Dioxitek en la provincia de Formosa.

Tampoco se entiende la contrapres­tación o condicione­s contemplad­as en el acuerdo, cuyo “garante” es el juez federal Miguel Vaca Narvaja.

Se trata del compromiso asumido por la Cnea de proveer 400 luminarias solares para instalar en plazas; o el inicio de gestiones para que la Nación done al municipio el terreno ubicado frente a lo que fue la Cervecería Río Segundo, en la zona oeste del límite con Alta Córdoba, con fines de emplazar un parque.

Sean bienvenida­s las obras, pero se abre un manto de sospecha sobre un intercambi­o de favores para que la planta siga en funciones dos años más, con la posibilida­d de prórroga. Demasiado para un vecindario afligido.

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