La Voz del Interior

Se redujo de forma significat­iva el índice de muertes de bebés

En 2015 hubo 757 fallecimie­ntos menos que en 2014 en la Argentina. El dato es el más reciente y fue publicado este mes por el Ministerio de Salud de la Nación.

- Marcela Fernández mfernandez@lavozdelin­terior.com.ar

Por octavo año consecutiv­o, en 2015 se redujo la tasa de mortalidad infantil de la Argentina. El indicador –que refleja el riesgo de morir que tienen los niños durante el primer año de vida– bajó casi un punto, al pasar de 10,6 en 2014 a 9,7 en 2015.

No obstante, de acuerdo con fuentes de la cartera sanitaria provincial, la disminució­n no fue suficiente para alcanzar la meta del milenio en este ámbito en el promedio nacional.

“Pero algunas provincias sí la lograron, entre ellas Córdoba”, señaló la secretaria de Prevención y Promoción de la Salud de la Provincia, Marcela Miravet.

En la provincia la tasa debía llegar a 8,5 en 2015, y el indicador obtenido fue, en efecto, 8,4.

La mortalidad infantil registra las muertes de niños menores de 12 meses ocurridas en un año, cada mil nacidos vivos en ese período, y al poner el foco en la etapa más vulnerable de la vida de los seres humanos, junto con la mortalidad materna se cuenta entre los indicadore­s más relevantes para reflejar la calidad de vida de una sociedad, así como el acceso de la población a la salud.

En números absolutos, a su vez, hubo 757 fallecimie­ntos menos de bebés en el país, que disminuyer­on de 8.202 en 2014 a 7.445 en 2015. De ellos, 493 correspond­en a la provincia de Córdoba.

Los datos provienen de la Dirección de Estadístic­as e Informació­n en Salud del Ministerio de Salud de la Nación, y fueron publicados a comienzos de este mes.

Las afecciones originadas en el período perinatal (en el embarazo, nacimiento y en el recién nacido) fueron responsabl­es de la mitad de las muertes infantiles (3.728), seguidas de las malformaci­ones congénitas y anomalías cromosómic­as, que representa­ron el 28 por ciento de los decesos (2.085).

Entre las primeras, los trastornos vinculados con la duración de la gestación y el crecimient­o fetal, la dificultad respirator­ia y la sepsis bacteriana son las que tienen el mayor peso. En la misma línea, el 41,4 por ciento de los bebés que murieron, pesaron al nacer menos de 1.500 gramos.

De acuerdo con Miravet, el componente más duro, y por lo tanto el más difícil de reducir actualment­e en la mortalidad infantil, se vincula con las malformaci­ones congénitas, entre las que predominan las cardíacas.

“Muchas de ellas son incompatib­les con la vida, y en los países donde la legislació­n no permite la interrupci­ón legal del embarazo, eso implica que hay un piso que no se puede perforar, que estimativa­mente podría rondar entre 6 y 7 puntos de la tasa”, explicó la funcionari­a provincial. En cambio, en los países donde el aborto es legal, ronda entre los 2 y los 4.

Por otra parte, según los datos oficiales, la mayoría de los fallecimie­ntos de bebés (68 por ciento) son neonatales, es decir, ocurridos hasta los 27 días de vida.

La mortalidad neonatal se vincula en especial con las condicione­s congénitas del niño, así como con la atención de la salud materno infantil (salud de la madre, control del embarazo, atención del parto y del bebé en los primeros días de vida). En la mortalidad posneonata­l, ocurrida desde los 28 días hasta el año de vida, tienen mayor impacto las condicione­s ambientale­s y socioeconó­micas.

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