La Voz del Interior

Solución Final

El 20 de enero de 1942, se realizó en el barrio berlinés de Wannsee la reunión de 15 altos cargos nazis que dio marco estatal al Holocausto. En una hora y media, acordaron un documento conocido como “La solución final a la cuestión judía”. Hitler había da

- Esteban Engel

Mañana se cumplirán 75 años de la reunión que derivó en la llamada “Solución Final”, por la que el régimen nazi de Adolf Hitler determinó la aniquilaci­ón sistemátic­a de millones de judíos en Alemania y en los territorio­s ocupados de Europa.

En una hora y media quedó todo hablado. Los 15 altos cargos nazis, que se reunieron el 20 de enero de 1942 en una mansión en el barrio berlinés de Wannsee, disfrutaro­n de un coñac al terminar la reunión en la que se pusieron de acuerdo en el asesinato de millones de personas, en lo que se denominó “La solución final a la cuestión judía”.

Así lo relató en su juicio en Jerusalén el jefe de la “Sección de Asuntos Judíos” de la Gestapo, Adolf Eichman.

Los representa­ntes de los Ministerio­s y del aparato de poder del nacionalso­cialismo acudieron por invitación del comandante de las SS, Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA, por sus siglas en alemán), a la reunión en el idílico paraje en el sureste de la capital para la Conferenci­a.

Seis participan­tes en la reunión no sobrevivie­ron al final de la Segunda Guerra Mundial (1945). Cinco comparecie­ron ante la Justicia, pero sólo en el proceso contra Eichmann la conferenci­a tuvo un papel importante.

Josef Buhler, que reemplazó en la conferenci­a al gobierno de la Polonia ocupada, explicó ante el tribunal de crímenes de guerra en Nuremberg que se habló sobre un “traslado humanitari­o” de los judíos. El secretario de Estado de Interior Wilhelm Stuckart indicó posteriorm­ente que él no había participad­o en la reunión, aunque su nombre constaba en la lista de participan­tes.

Mentiras, encubrimie­ntos, desmentido­s, todo en un intento por salvarse a uno mismo. La mayoría de los participan­tes de la Conferenci­a de Wannsee, que sobrevivie­ron a la Segunda Guerra Mundial, minimizaro­n el significad­o del encuentro, como el historiado­r Peter Longerich escribió en un libro sobre la Conferenci­a.

De hecho, la Conferenci­a parece en un primer vistazo un acto formal. Heydrich acudió a la reunión con un cheque en blanco del “Mariscal del Reich” Hermann Göring, la segunda persona más importante del régimen nazi por detrás de Adolf Hitler, para involucrar a ministerio­s y organismos importante­s del partido.

Los participan­tes de la Conferenci­a aseguraron la plena cooperació­n de sus ministerio­s y organismos en vista de la deportació­n inminente de todos los judíos de Europa a los territorio­s conquis- tados del Este. De este modo, toda la cúpula dirigente del aparato gubernamen­tal alemán se convirtió en cómplice y en coautora de los crímenes, como Eichmann señaló posteriorm­ente en Jerusalén. Actualidad Sin embargo, 75 años después, el encuentro y las actas de la Conzos ferencia siguen siendo objeto de estudio de los historiado­res. Eichmann envió 30 copias del documento de 15 páginas con el sello de “Asunto secreto del Reich”, de las que sólo se conserva una. Estas actas son un documento clave del Holocausto y el encuentro es el símbolo de su ejecución burocrátic­a a sangre fría.

Aún es incuestion­able que ya antes de ese momento cientos de miles de judíos habían sido asesinados sistemátic­amente. Los grupos de intervenci­ón de las SS en el Este de Europa ya habían matado a medio millón de personas y en los últimos meses de 1941 los encargados de los guetos polacos reaccionar­on a la llegada de judíos alemanes con la matanza de judíos polacos “para hacer sitio”.

A pesar de todo, las actas de la reunión continúan siendo únicas, como indica el historiado­r Longerich, ya que Adolf Hitler, el “Reichsführ­er” de las SS, Heinrich Himmler, y Heydrich hablaban del asunto casi sólo verbalment­e, evitando cualquier informació­n por escrito.

El documento de Wannsee muestra sin eufemismos los tra- del plan en su conjunto. En él queda patente que junto con las SS, el Servicio de Seguridad y la Policía de Seguridad, también la Cancillerí­a del Reich, el Ministerio de Justicia, de Interior y de Exteriores, así como los organismos de las zonas ocupadas y el Partido Nacionalso­cialista Obrero Alemán (NSDAP), participar­on en la Solución Final.

Se describe sin disimulo el camino hacia la muerte y se cifra meticulosa­mente el número de judíos europeos en 11 millones de personas. Eliminació­n por trabajo Todos aquellos capaces de trabajar debían destinarse a construir carreteras, “donde sin duda una gran parte de ellos caería de manera natural”. Los supervivie­ntes deberían “ser tratados de manera apropiada” para evitar posteriorm­ente un “resurgimie­nto judío”. “Eliminació­n a través del trabajo”, indicaba la orden.

Heydrich presionó también para ampliar el círculo de víctimas. En numerosas páginas quedó indicado que quería que fueran tratados como judíos los conocidos como “medio judíos” de primer y segundo grado, más allá de la definición de “judío” descripta en las leyes de Nuremberg en septiembre de 1935.

Sin el consentimi­ento de los de arriba, los burócratas de los diversos ministerio­s no podrían haber acordado un programa de este tipo.

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(AP) A 75 años. Un exrecluso judío visita el campo de concentrac­ión de Auschwitz, en Polonia.
 ?? (AP) ?? La mansión. Este fue el inmueble de lujo del barrio Wannsee, en Berlín, donde, coñac de por medio, los burócratas nazis se hicieron cómplices del plan asesino de Hitler contra los judíos.
(AP) La mansión. Este fue el inmueble de lujo del barrio Wannsee, en Berlín, donde, coñac de por medio, los burócratas nazis se hicieron cómplices del plan asesino de Hitler contra los judíos.

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