¿El final del sueño americano para 750 mil jóvenes?
WASHINGTON. El futuro de unos 750 mil jóvenes indocumentados está atado a la decisión que sobre ellos tome el presidente Donald Trump. Los llamados dreamers (soñadores) llevan casi toda su vida en Estados Unidos y recibieron de Barack Obama una protección con la que el nuevo mandatario prometió acabar en campaña. El triunfo de Trump en las elecciones del 8 de noviembre sumió a los
dreamers en la incertidumbre y el miedo a ser expulsados de un país que contemplan como el propio. La mayoría son latinos y ahora esperan con ansiedad saber qué pretende el nuevo mandatario.
Llegaron de las manos de sus padres siendo niños. Sus familias y sus vidas están en Estados Unidos y con sus países de origen los une ya poco. Se sienten estadounidenses pese a lo que dice su pasaporte. Algunos, incluso, descubrieron que no tenían papeles cuando quisieron ponerse a trabajar o a estudiar en la universidad. “Crecí como un estadounidense. Este país es mi casa”, reivindicó Henry López, de 21 años. Llegó de Guatemala, junto a sus padres, con tres años. Ahora tiene 21. Durante la campaña electoral, animó a amigos y a compañeros que podían votar a que lo hicieran por Hillary para frenar a Trump.
Ante la imposibilidad de lograr la reforma migratoria por la oposición republicana, Obama aprobó en 2012 un programa conocido como Daca (por las siglas, en inglés, de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), que protege a los dreamers de la deportación y les otorga permisos laborales temporales.
Trump, quien en campaña prometió expulsar a los millones de indocumentados que viven en Estados Unidos, quiere también revertir la Daca, aunque hasta ahora no ha dicho cómo. Buscará una solución “que haga feliz y orgullosa a la gente”, declaró en una entrevista a Time en diciembre.
En la política de inmigración que anunció en campaña, hay puntos que necesitarían de tiempo para realizarse, como la construcción del muro en la frontera con México. Sin embargo, la revocación de la Daca la puede llevar a cabo en su primer día en la Casa Blanca, con una orden ejecutiva.
Y si decide expulsar a estos jóvenes del país, no le resultaría difícil encontrarlos para hacerlo: sus datos están en los archivos porque tuvieron que darlos para poder acogerse al programa. Por eso, un grupo de congresistas demócratas intentó conseguir un perdón presidencial de Obama que los amparara ante una posible deportación por parte del nuevo gobierno, pero la Casa Blanca alegó que no tenía competencias.
También en el Partido Republicano se han escuchado voces a favor de los dreamers, pero la línea dura urge a Trump a poner fin inmediatamente a la Daca. En medio se sitúa el senador Marco Rubio, rival de Trump en las primarias, quien propuso dejar expirar de manera natural los permisos de trabajo de estos jóvenes, que caducan a los dos años.