Jubilados: murieron al otro día de perderse
Los peritajes confirmaron que se deshidrataron. No logran explicar el motivo del extravío.
El fiscal Martín Bertone confirmó que los dos jubilados que se perdieron en las Salinas Grandes –en el norte de la provincia de Córdoba– murieron deshidratados.
Ramón D’Virgilio (72) y Rosalía Arbo (72) murieron el viernes pasado, un día después de haberse extraviado.
Los peritajes descartaron un posible ataque por parte de terceros, ya que no se evidenciaron lesiones ni externas ni internas en los cuerpos. “La postura de ella era de descanso, con los lentes en la cabeza, en pose de tranquilidad”, señalaron fuentes de la causa.
“La sal absorbe incluso el agua del cuerpo, de todos lados. Estar en las salinas no es como estar en la ciudad, el calor y la falta de agua son determinantes”, graficó Bertone para explicar el corto tiempo que pasó desde el extravío y el deceso.
Además agregó: “Incluso quienes estuvimos trabajando en el lugar, al otro día estábamos condicionados físicamente, más allá de estar entrenados. En ocho horas en las salinas, con medio litro de agua, se nos produjo a nosotros mismos un proceso de deshidratación que notábamos hasta 24 horas después”.
El letrado confirmó que la búsqueda comenzó el viernes, cuando familiares de las víctimas alertaron sobre la desaparición, recabando información con personas que decían haber visto a los jubilados, e intentando diagramar la ruta que habían tomado.
El lunes, un oficial logró encontrar el Renault 9 en el que se dirigían Ramón y Rosalía, y a su costado el cuerpo de la mujer.
Al día siguiente fue hallado el hombre, a menos de dos mil metros del vehículo, entre arbustos que cubren los bordos de tierra de las Salinas Grandes.
Los dos jubilados habían salido el jueves desde San Juan con destino a Jesús María, para encontrarse con sus familiares y asistir al Festival de Doma y Folklore.
Ese día a la tarde perdieron el rumbo al no tomar la ruta 16 que une Cruz del Eje con Deán Funes, un cruce que tiene una señalización precaria.
Luego de andar por aproximadamente tres horas y media por caminos rurales, al caer la noche llegaron a las salinas y tras dar vueltas de manera errante, su auto quedó empantanado en una zona sin señal de teléfono. Al otro día, fallecieron.
Ayer, María D’Virgilio, hija de los jubilados, escribió un emotivo mensaje en Facebook y se mostró agradecida con todos los que ayudaron para dar con ellos.