Una disputa jurídica de 18 años
Juan Carlos Vega, con su colega Carlos Hairabedian, se sumaron a esta causa desde sus inicios, en 1996, para asistir a una desesperada Lidia Guerrero, madre de Víctor Saldaño. La mujer pidió auxilio, desbordada por semejante peso: tener a un hijo condenado a muerte y en el extranjero.
Después del primer juicio y la primera condena a muerte, Vega recurrió en 1998 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como apoderado de Lidia, para denunciar lo mismo que se había observado en el primer juicio: los vicios racistas de la sentencia. Eso determinó, incluso, que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos anulara en 2000 la primera condena a muerte y ordenara otro juicio.
Para Vega, el Informe de Fondo de la CIDH tendrá impacto jurídico en Estados Unidos y en el estado de Texas, y a mediano plazo en el debate sobre la pena de muerte.
El letrado no lo dice, pero es probable que este informe de la CIDH no alcance para resguardar la vida de Saldaño. No obstante, seguramente le será más difícil a Texas ejecutar al cordobés, ante la enorme visibilización que tendrá el caso en todo el mundo.
“El proceso ante la Comisión duró 18 años. La petición original data de junio de 1998. El objeto procesal de la petición fue la discriminación racial en el sistema judicial estadounidense. No fue la pena de muerte en sí misma, ni tampoco se defendió en la petición la inocencia de Saldaño”, remarcó el abogado.
En el informe, la CIDH recoge los argumentos presentados anteriormente por Estados Unidos para defender su posición y menciona que la sentencia de la Corte Suprema de ese país, del año 2000, remedió los vicios racistas del primer juicio contra Saldaño. Además, Estados Unidos menciona los distintos habeas corpus presentados a lo largo de este caso para demostrar que los derechos de Saldaño no fueron vulnerados.
“En el segundo juicio y segunda condena a muerte, en 2005, si bien desaparecen los vicios de discriminación racial, aparecen otros vicios procesales. Entre ellos, la incompetencia procesal de Saldaño, por su degradación mental. Al momento de este segundo juicio, Saldaño llevaba nueve años en el corredor de la muerte. El precedente ‘Soering’ que cita el informe de la CIDH acredita que con cinco años en el death row se degrada cualquier aparato psicológico humano”, argumentó Vega.
El abogado remarcó el fuerte apoyo del papa Francisco en las dos audiencias concedidas a la madre de Saldaño. Y resaltó a quienes participaron, apoyaron y copatrocinaron desde 1998 la causa para salvar la vida del cordobés de barrio SEP. “De la Cancillería, en primer lugar a Horacio Wamba, quien en ese momento era cónsul general en Houston. A Javier Salgado y los embajadores Leandro Despuy y Eduardo Zuain. A la canciller Susana Malcorra. Al profesor Alejandro Garro, de Columbia University. A Jonathan Miller, de Southwestern University, y a los juristas Rodolfo Ojea Quintana, Carlos Hairabedian, Esteban Llamosas, Juan Pablo Cafiero, Marisa Bollea y Tomás Vega Holzwarth. Y, por cierto, a la madre de Víctor Saldaño, a quien el Papa calificó como ‘mujer valiente’”, señaló.